María camina tras el cuerpo inerte de Jesús

Felix A. Quijada Balbuena
Diácono permanente de la Archidiócesis de Sevilla
11 de mayo de 2022

“Camina en mi presencia y sé perfecto”. Gn 17, 1b

Vivir en la fe es el punto de partida para ser persona en plenitud.

Virgen paso perfil derecho

Ntra. Sra. de las Penas en el paso

Nuestro padre Abrahán escuchó esta llamada del Señor cuando tenía noventa y nueve años y tras ello, Dios se le manifestó diciéndole “Yo soy El Shaddai”, que significa quien pone los limites, quien dice cuando es suficiente, quien determina la plenitud y la medida. Abrahán, conociendo sus limitaciones, se puso en camino.

María también camina tras el cuerpo inerte de Jesús, mientras los santos varones lo trasladan hasta el sepulcro. Camina en la presencia de Dios, pone todo su ser y sabe que ello es un avanzar hacia la perfección, paso a paso. Es nuestro modelo y nosotros deseamos poder ser como Ella y así podríamos seguir al Maestro de la Caridad. Pero cuando pedimos al Señor que nos haga como María para poder seguirlo, Jesús nos responde: “María ya tengo una”, te quiero a ti como eres, quiero que me sigas tú, pues para mí eres único, irrepetible.

Jesús es quien pone los límites, y conoce de cada uno de nosotros nuestros límites.

Es bueno que en la oración y en la meditación descubramos nuestros límites. Dios quiere que sepamos nuestros límites, y conscientes de ellos, que lo sigamos incluso en los momentos de dificultad. Por eso junto a Mª Stma. de las Penas van Juan, Marta y María de Magdala y las Santas Mujeres y los Santos Varones; todos distintos, cada uno con sus límites, todos con un camino de fe y compromiso distintos, pero todos únicos y diferentes, pero juntos imprescindibles para servir en este momento para el Señor.

Contemplar a María Santísima de las Penas es un desafío para cada uno de nosotros; es un desafío ante la presencia de Dios, ante la presencia de los demás y para el propio corazón. Es una llamada a caminar tras Jesús. Dios no nos llama a ponernos en pie, o a arrodillarnos o a postrarnos ante Él, nos llama a caminar, haciendo cada cual lo que debemos hacer y con ello contribuir a su gloria.

Contemplar a María Santísima de las Penas es un desafío para cada uno de nosotros; es un desafío ante la presencia de Dios, ante la presencia de los demás y para el propio corazón

Para caminar para lo que precisamos cuidar nuestra fe y asumir riesgos, y es que la fe crece cuando nos arriesgamos.

María, en sus Penas, nos muestra como cada vez que damos  un paso tras su Hijo, cada vez que repetimos un gesto de valentía y confianza en el Señor, nos conectamos con la fuente de la fidelidad que nos da fuerzas para continuar.

Caminar, como María, tras Jesús muerto, cuando se cierne la oscuridad en la soledad de la tarde, es un acto de valentía que solo se puede realizar viviendo de toda palabra que sale de la boca de Dios, incluso si esta palabra es la muerte.

Feliz Andres Quijada 2

D. Félix A. Quijada Balbuena.
Diácono permanente de la Archidiócesis de Sevilla

Caminemos en continua acción de gracias, por todo lo que se nos ha dado. En la vida o en la muerte Jesús está con nosotros. Es la alegría de la confianza valiente, la alegría de la fe en el corazón de todos los momentos, en el corazón de todas las cosas. Aprendamos de Mª Stma. de la Penas, que en su dolor hace presente la alegría de la fe, porque sabía que, incluso en los momentos más terribles, estaba caminando al lado del que es “El Camino”, “La Medida” y “La Plenitud de la Vida” y que la última palabra no la tiene la muerte sino la Resurrección.

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