En las proximidades de la festividad de Santa Marta de 1949, la Junta de Gobierno redacta el proyecto de Reglas de la Cofradía de Penitencia, contando con el buen ambiente que gozaba la Hermandad en los medios eclesiásticos y dada la circunstancia de que las presentadas como Hermandad de Gloria todavía no habían sido aprobadas.
En estas Reglas se establecía la advocación del Cristo titular como de la Caridad y la de Nuestra Señora de las Penas para la Santísima Virgen, adoptándose el misterio del Traslado al Sepulcro, momento de la Pasión que no tenía representación en ninguna Cofradía y en el que podía incorporarse fácilmente la imagen de Santa Marta.
También se subrayaba la práctica de la caridad para con los pobres, destacando la creación e un cargo novedoso en las Hermandades sevillanas como es el de Diputado de Caridad, con la misión de administrar el 20 por ciento de los ingresos, que dichas Reglas fijaban para la labor asistencial de la nueva Hermandad, así como el establecimiento de una Beca para estudios en el Seminario de hijos de miembros del Gremio de Hostelería.
Con la aprobación de las primeras Reglas, el 28 de septiembre de 1949 quedó erigida canónicamente la Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Caridad, Nuestra Señora de las Penas y Santa Marta.
En abril de 1950 se acuerda encargar una nueva imagen de Santa Marta al escultor Sebastián Santos. El 22 de julio es entregada dicha imagen, que fue bendecida el día 28 siguiente.
En la Parroquia de San Bartolomé se le otorgó a la Hermandad el uso de la Capilla de la cabecera de la nave de la epístola, titulada de Nuestra Señora de los Dolores, y espacio donde labró Sala Capitular y dependencias propias para su desenvolvimiento, colocándose allí en recuerdo de la fundación y estancia, un retablo de cerámica con la imagen de Santa Marta.
Misterio procesional
Respecto a las imágenes que formarían el misterio del Traslado al Sepulcro, la idea inicial fue la de conseguir algunas de gran calidad artística y notable antigüedad que existían en distintos templos de la ciudad. Se solicitaron las Dolorosas de Astorga del Convento de Capuchinos y de la Iglesia de San Idelfonso, el grupo escultórico de la Piedad existente en la Real de Señora Santa Ana, una Dolorosa atribuida a Astorga de la propia Parroquia de San Bartolomé, un Cristo yacente que se encontraba en la iglesia de San Pedro de Carmona, y otro en un desván de la parroquia de la Magdalena de nuestra ciudad, gestiones que no llegaron a feliz puerto; incluso se visitó la entonces derruida Capilla de los Servitas, cuyo Misterio se encontraba allí sin culto y bastante deteriorado, pero debido a la importante restauración que necesitaría se desistió en el interés por dicho grupo escultórico.
Entre aquellas gestiones, el entonces Mayordomo D. José Luis Ruiz Muñoz da cuenta al Cabildo de Oficiales sobre una maqueta del Misterio del Traslado al Sepulcro que ha confeccionado el imaginero Sebastián Santos Rojas, “que no podrá presentar por encontrarse enfermo”. Se trataba de un conjunto de barro cocido de excelente composición que por circunstancias desconocidas no llegó a realizarse. De dicho conjunto, que quedó en el estudio del artista y fue despiezado, solamente se conserva en la Hermandad la pequeña y hermosa figura, con la firma de su autor, de lo que hubiera sido una primera imagen de Nuestra Señora de las Penas de Sebastián Santos. El boceto fue restaurado para la exposición celebrada en 2020 sobre el imaginero.
Después de todo lo anterior, se convocó por la Hermandad un concurso nacional, con importantes premios, para estimular y conseguir que acudieran artistas de mérito, ya que se deseaba que el Misterio de la Cofradía incrementase el acervo de la imaginería de la ciudad”. Sin embargo dicho concurso quedó declarado desierto.
Al poco tiempo llegó a conocimiento de D. José Luis Ruiz Muñoz el boceto que se había propuesto presentar el artista escultor Luis Ortega Bru, que no había tenido tiempo para ello. La Junta de Gobierno lo contempló y acordó inmediatamente encomendarle su ejecución.
Luis Ortega Bru desarrolló la mayor parte de su trabajo durante los años 1951-52 en el taller de Juan Pérez Calvo, sito en la calle Torres de nuestra ciudad, mientras que la terminación, encarnadura, pintura y pátina de las siete imágenes lo efectuó en unos salones de la Capitanía General de la Región Aérea del Estrecho, sita entonces en la calle San Vicente.
En las Semanas Santas de 1950, 51 y 52 figuró una representación con cinco nazarenos vistiendo la túnica negra con cíngulo y portando Estandarte y varas en la Estación de Penitencia del Martes Santo de la Hermandad de San Esteban, la Cofradía de la feligresía de San Bartolomé.
Traslado a la Parroquia de San Andrés
Dadas la dimensiones del paso en que procesionaría el misterio del Traslado al Sepulcro, la Hermandad se vio precisada a gestionar su traslado a otra iglesia, ante la estrechez de las calles del entorno de San Bartolomé. La autoridad eclesiástica el 13 de noviembre de 1952 autoriza el cambio de sede a la Parroquia de San Andrés Apóstol, adonde el 25 de noviembre es trasladada procesionalmente la imagen de Santa Marta, situándose de manera provisional en un altar al pie de la nave del Evangelio.
A fin de poder efectuar la salida procesional, la Hermandad lleva a cabo en los años 1952-53 obras de ampliación en la puerta de la parroquia que da a la Plaza de San Andrés, donde se colocó una bella hornacina con la Inmaculada y un nuevo cancel realizado por Carpintería Casana. Asimismo y como se le había cedido una capilla en la nave de la epístola -antiguo atrio de una puerta del templo en desuso- y toda la parte trasera del templo, adecenta esta capilla y toda aquella zona construyendo allí sus dependencias y labrando la bella fachada y puerta de la actual Plaza de Fernando de Herrera.
Bendición del paso y primera salida
El 28 de marzo de 1953, el Cardenal D. Pedro Segura y Sáenz bendice solemnemente las imágenes del Santísimo Cristo de la Caridad y de Nuestra Señora de las Penas, juntamente con las de San Juan Evangelista, María Magdalena, María Salomé, Nicodemo y José de Arimatea que, además de Santa Marta, aparecían en el paso procesional; así como el juego completo de insignias de la Cofradía.
Con motivo del repetido empleo del apelativo de “Venerable Hermandad” en la homilía pronunciada en dicho acto, el Prelado concedió a la Hermandad, previa petición de la misma, el citado título de Venerable.
Fue el 30 de marzo de 1953, Lunes Santo, cuando hizo su primera Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral en primer lugar de las del día, siendo nota destacada, además de la belleza del paso y de las imágenes, la expectación que la rodeó y con que fue acogida por el pueblo de Sevilla, así como la austeridad, orden, silencio y religiosidad guardado por el cuerpo de nazarenos de la Cofradía. Con todo esto, la etapa fundacional, con los ambiciosos objetivos e ilusiones de un grupo de hoteleros sevillanos, quedaba concluida en menos de cuatro años.
La consolidación de la Hermandad
A partir de entonces comenzaba una nueva etapa para afianzar la Hermandad. En la segunda salida, el Lunes Santo 12 de abril de 1954, la lluvia obligó a la Cofradía a refugiarse en la Parroquia del Divino Salvador sin poder llegar a la Catedral, regresando posteriormente a San Andrés. Hechos destacados en este período fueron el nombramiento como Hermano Mayor Honorario del Vicario General del Arzobispado D. Tomás Castrillo Aguado, que había facilitado notablemente todo el proceso de creación de la Hermandad de Gloria y Cofradía de Penitencia; el mismo nombramiento otorgado al cargo de Ministro de Información y Turismo, cuyo titular D. Gabriel Arias Salgado había acudido a presidir la primera salida de la Cofradía; la sustitución en 1954 de la imagen de Nuestra Señora de las Penas por otra nueva, también tallada por Luis Ortega Bru, y el fallecimiento el 7 de octubre de 1955 del Hermano Mayor fundacional D. Carlos Raynaud Ricca, asumiendo la dirección de la cofradía el Teniente de Hermano Mayor D. Pedro de Torres Gracia.
En 1957 fue elegido Hermano Mayor el miembro fundador y primer mayordomo D. José Luis Ruiz Muñoz, quién desempeñó este cargo hasta 1963. Durante su mandato, es sustituida de nuevo la imagen de Nuestra Señora de las Penas, por la actual Dolorosa, obra del imaginero Sebastián Santos Rojas, siendo bendecida el 28 de marzo de 1958 por el párroco D. Manuel León Carrasco. Con motivo de la situación de los suburbios surgidos tras las inundaciones de la Ciudad, en 1959 se acuerda pignorar todos los objetos de culto y procesionales, acción que aún estando acordada con el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, no se pudo llevar a cabo. También en esta época se hicieron gestiones para trasladar de sede canónica a la Hermandad, concretamente a la iglesia de San Hermenegildo sita en la plaza de la Gavidia.
En Cabildo General de fecha 29 de octubre de 1961 se aprueban nuevas Reglas. El Lunes Santo de 1963 la Estación de Penitencia se realizó soportando la lluvia. El 4 de mayo de dicho año se celebran nuevas elecciones, accediendo a Hermano Mayor D. Raúl Rispa de la Corchuela, el cual fallece desempeñando el cargo, sustituyéndole temporalmente el Teniente de Hermano Mayor D. Antonio Vigil-Escalera Tomé, quien no opta al mismo por considerar que siempre debía ostentarlo un hotelero.
Apertura y renovación de la Hermandad
Con la elección en 1970 como Hermano Mayor de D. Manuel Otero Luna, último hotelero que ha desempeñado este cargo, se inicia, tras un periodo de cierta crisis motivada por la evolución socio-económica que experimentaba el sector de la hostelería en nuestra ciudad, una etapa de apertura en la Hermandad, superándose los límites gremiales y dando cabida en la Hermandad a distintas personas que, volviendo al espíritu fundacional, lograron dinamizar la Corporación.
Así, en mayo de 1970 se constituyó la Junta Auxiliar de Juventud, que agrupará a los hermanos jóvenes y será auténtico fermento de actividad y renovación en el seno de la misma; en 1971 se adquiere una casa situada en la esquina de las calles Angostillo y Fernando de Herrera con el proyecto de convertirla en Casa de Hermandad, pero al ser derribada por su mal estado, junto con toda la manzana en que se encontraba, el solar es expropiado por el Ayuntamiento para la realización de la actual plaza Fernando de Herrera. En 1973 se celebró el XXV aniversario de la fundación de la Hermandad, otorgándosele por el Ministerio de Información y Turismo la Placa de Plata al Mérito Turístico, cuya entrega no se efectuó hasta el 23 de abril de 1978.
Tras el Sínodo Hispalense de 1973, cuyas directrices de renovación eclesial fueron vivamente acogidas en la Hermandad, se acordó en 1975 redactar nuevas Reglas, consiguiéndose un texto de Reglas actuales, vivas e innovadoras, que intentaban adecuar los nuevos tiempos que vivía la Iglesia a la idiosincrasia de nuestras Cofradías; de tal forma que fruto de dicho trabajo fue un proyecto de Reglas que con el devenir del tiempo sirvieron de modelo a otras muchas Hermandades de nuestro entorno. Fueron aprobadas por el Cabildo General en noviembre de 1976, y ratificadas por la autoridad eclesiástica el 28 de enero de 1977.
El Lunes Santo de 1976, día de intenso temporal de lluvia, momentos antes de la salida se acordó el efectuarla solamente con la imagen del Santísimo Cristo de la Caridad sobre sus parihuelas de traslado, portada por cuatro nazarenos, yendo todo el restante cortejo penitencial con cirios sin insignia alguna, siendo la única cofradía en hacer estación ese día y conmoviendo a cuantos presenciaron su caminar.
El 25 de febrero de 1977 asume el cargo de Hermano Mayor D. Manuel Martínez Navarro. Se establecen en esta época actos de cultos tan emblemáticos como el Besapiés al Santísimo Cristo de la Caridad el Domingo de Pasión o el Besamanos a la Santísima Virgen de las Penas, ambos desde 1977, y el traslado al paso el Jueves de Pasión, desde 1978. Importante fue también la restauración de las imágenes del Traslado al Sepulcro realizada en 1977 por el imaginero Luis Ortega Bru, así como la reforma de las dependencias en San Andrés, las cuales fueron inauguradas el 19 de octubre de 1980 por el Cardenal Bueno Monreal, imponiéndosele el mismo día a dicho Hermano Mayor –que fallecería poco después- la primera Medalla de Oro de esta corporación.