La Virgen para nuestra admiración

Miguel Francisco Sagredo Jiménez, Pbro.
25 de mayo de 2021

No todos los caminos, queridos hermanos de santa Marta, llevan a Roma, pero sí que todos los caminos de San Andrés llevan al corazón de Nuestra Señora de las Penas.

Si tuviéramos que sintetizar los infinitos caminos que hay para llegar a la Virgen María en dos, y si tuviésemos que buscar un apoyo en la Escritura, un texto sería el capítulo 11 del Apocalipsis y el otro el de la Anunciación del ángel a la Santísima Virgen.

Nos dice el texto del Apocalipsis que hay rayos y truenos y tormenta y terremoto y después de esa gran trompetería quedan los cielos puros y limpios y aparece una gran señora: una mujer vestida de sol, la luna bajo sus pies, coronada de doce estrellas. El sol, la luna y las estrellas ya no son como en esa Babilonia de exilios y destierros, dioses que presiden los destinos de los hombres.

Ya no son tampoco como dice el Génesis esas luminarias que sirven para iluminar a los hombres en los caminos de la tierra.

En el Apocalipsis la luna, el sol y las estrellas son ya esas joyas, esas gemas que están en el joyero del Creador y que las emplea para engalanar a esta maravillosa mujer que tenemos todos como madre, la Santísima Virgen María, vestida de sol, coronada de estrellas y la luna por pedestal.

Este camino mariano nos va conduciendo a lo más alto del cielo y ha sido transitado muchísimo por nuestros mayores.

Si todos los caminos no llevan a Roma si que todos los caminos de la Iglesia llevan a la Virgen María.

Dicen que en este mundo hay cosas muy sucias, hay cosas sucias, hay cosas más o menos limpias y solamente una, una tan sólo hay purísima: la Purísima Virgen María.

Nos dicen que en este mundo hay muchos pecadores, que hay gente que van pasando más o menos y que hay gente santa pero solamente hay una Santísima: la Santísima Virgen María.

Este camino graba los ojos en el Redentor y ve a una mujer que le acompaña fielmente en cada uno de sus dolores y penas, es una mujer corredentora con el redentor. Y clava sus ojos en esa Virgen inmensa, y la admira, la invoca y suspira por ella. Es la Virgen para nuestra admiración.

Este camino tiene un eximio cultivador en san Bernardo que formuló una frase maravillosa: “De María numquam satis”, de María nunca tendremos lengua suficiente para alabarla. Otro teólogo que da un apoyo filosófico a este modo de ir a la Virgen María es Duns Scoto que aparece de vez en cuando con una leyenda: Potuit, decuit, ergo fecit.

Cómo aplica esta fórmula a la Virgen María. Por ejemplo a la Inmaculada. Sabemos que todos los hombres nacemos con el pecado de nuestros primeros padres. Potuit ¿No pudo Dios hacer que su Madre naciese sin pecado? Para Dios nada hay imposible. Lo imposible es para nosotros, pero para Dios querer es poder.

Naturalmente que pudo hacer que su madre naciese sin pecado. Ahora bien, decuit, ¿Era conveniente que la Virgen fuera sin pecado?, ¿Cómo iba a tener un momento de enemistad con Dios?  Si Dios la ha escogido para madre de su Hijo, para madre nuestra; por supuesto que convenía que la Virgen fuese sin pecado. Pues si Dios pudo y convenía, Dios lo hizo (fecit). Potuit, decuit ergo fecit.

RTEmagicC 2021 25 Miguel Francisco Sagredo Jime nez 01.jpg

Fray Miguel Francisco Sagredo Jiménez, Pbro.

Y ahí quedó para siempre ese dogma de la Inmaculada Concepción con el cual nos dice la dogmática de la Iglesia: que ese camino de analogía, de inferencia es un camino lógico que lleva a la gloria.

Y ahí tenemos los cuadros y esculturas de la Inmaculada que presiden nuestros altares. Es el camino que se fija en esta mujer del Apocalipsis del capítulo 12.

Otros prefieren otro camino. Es el camino del estudio, del análisis más positivista. Este camino ya no es para la admiración es para la imitación. Y la Virgen María se hace maestra para nuestra vida.

Si todos los caminos no llevan a Roma si que todos los caminos de la Iglesia llevan a la Virgen María.

Miguel Francisco Sagredo Jiménez, Pbro.
Párroco de Nuestra Señora de los Dolores (Las Canteras-Cartagena)

Reflexiones sobre María 2023

Reflexiones sobre María 2022

Reflexiones sobre María 2021