El 3 de enero ha fallecido el Albacete, a punto de cumplir los noventa y tres años de edad, el Obispo Auxiliar emérito de Madrid, D. Alberto Iniesta Jiménez, que quedó vinculado a nuestra Hermandad de Santa Marta al pronunciar la Meditación ante el Santísimo Cristo de la Caridad en el año 2002, siendo el único Obispo que ha desarrollado dicho cometido.
Sus palabras ante nuestro Santísimo Titular, con la claridad y sencillez del evangelio, y fuertemente impactado por la unción de la Sagrada Imagen, fueron también motivo de un acercamiento por su parte a la piedad popular de las Hermandades sevillanas, que desconocía, así como la realidad de la vida de la Hermandad durante todo el año. Era Hermano Mayor entonces N.H.D. Engelberto Salazar Martínez.
A raíz del impacto de la Meditación, al año siguiente 2003, fue invitado por la Junta de Gobierno, presidida por N.H.D. Diego Naranjo Páez, para predicar el Quinario al Santísimo Cristo de la Caridad, celebrado durante los día 4 al 8 de marzo, así como la Función Principal de Instituto del domingo día 9, siendo también el único prelado que ha tenido a su cargo la predicación completa del principal culto cuaresmal de nuestra Hermandad. Sus homilías expresaron la relación entre la Pasión de Cristo y las pasiones que sufren tantos hombres en la actualidad, ya que era muy acendrado su espíritu de crítica social en favor de la justicia y de la superación de las desigualdades de los hombres en el mundo.
Monseñor Iniesta nació en Albacete el 4 de Enero de 1923. Se licenció en Teología en 1958 en la Universidad Pontificia de Salamanca, fue ordenado sacerdote el 13 de Julio de 1958 y consagrado Obispo auxiliar de Madrid el 22 de octubre de 1972, desarrollando su ministerio en el barrio de Vallecas principalmente durante los últimos años del régimen franquista y los primeros de la Transición democrática, siendo un obispo que luchó por la libertad y la democracia. Y que vivió hechos tan reseñables como el Concilio Vaticano II, el fin de la dictadura franquista, la firma de España al tratado de adhesión a la Comunidad Europea, o la coronación de Juan Carlos I. Fueron 26 los años que D. Alberto Iniesta pasó sirviendo a la diócesis de Madrid como obispo auxiliar, acompañando en el gobierno pastoral a los cardenales Tarancón, Suquía y Rouco Varela. Pasó a ser Obispo auxiliar emérito de Madrid desde el 6 de abril de 1998.
En la Conferencia Episcopal Española ha sido miembro de las Comisión Episcopales de Liturgia (1975-1981) y Migraciones en 1984. Fue presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones en 1987 a 1990.
En la celebración de su funeral el 4 de enero, presidido por el Arzobispo de Madrid, monseñor D. Carlos Osoro, éste ha manifestado que monseñor Iniesta: «Vivió apasionadamente con palabras y obras la certeza de que el Señor le acompañaba, y él se quería dejar acompañar». Su lugar favorito de la casa sacerdotal «era la capilla. ¡Cuántas horas de oración y adoración tuvo allí estos últimos años de su vida! Y siempre, porque era algo que formaba parte de su existencia». El que fue obispo auxiliar de Madrid «quiso vivir en el amor, no en la muerte. Por eso se agarró de la mano del Señor y por eso pudo decir "Yo, pero ya no yo". Así amó a todos, con todas las consecuencias».
El Papa Francisco envió, a través de su secretario de Estado, Pietro Parolin, un telegrama dirigido a monseñor Osoro y a los familiares, sacerdotes y fieles de la archidiócesis de Madrid. El Pontífice transmitió su «más sentido pésame y paternal cercanía» a todos y ofreció sufragios «por el eterno descanso» de monseñor Iniesta, «quien con ejemplar celo y entrega pastoral sirvió durante tantos años a la Iglesia».
Al final del funeral, el arzobispo de Madrid ha tenido de nuevo unas palabras para monseñor Alberto Iniesta: «Sus manos fueron ungidas para bendecir y perdonar, sus labios inspirados a predicar el Evangelio, y su corazón, a acoger paternalmente a todos los hombres. Este último adiós está marcado por la gratitud y el reconocimiento hacia una vida sacerdotal y episcopal gastada en el servicio de Dios y de la Iglesia. Que en esta oración le siga encomendando las manos del Padre Celestial con la intercesión de la Santísima Virgen María, en esta advocación de Santa María la Real de la Almudena, y de todos los santos pastores». Después, el obispo auxiliar emérito ha sido enterrado en la capilla de Nuestra Señora del Buen Consejo de la misma Colegiata.
Descanse en paz el obispo que le habló en voz baja y predicó la Palabra de Dios ante el Santísimo Cristo de la Caridad. Amén.