"El siglo XXI será el siglo de los laicos cristianos comprometidos, si no la iglesia se debilitará hasta casi desaparecer". Esta fue una de las afirmaciones más destacadas de la primera sesión del Aula de Formación Permanente 2012 de la Hermandad de Santa Marta celebrada el viernes 13 de enero.
El sacerdote y teólogo D. Antonio Mª Calero de los Ríos animó en esta ponencia inicial del ciclo formativo sobre los laicos “a redescubrir la vocación laical” desde el punto de partida del Bautismo y las exigencias que de él se derivan, destacando sobre todo la vocación laical en la Iglesia como básica y esencial para todos los cristianos, con independencia de los carismas o ministerios que se desempeñen
Tras un breve recorrido histórico sobre el oscurecimiento del laicado en la Iglesia, que abarca un periodo de dieciséis siglos, puso de manifiesto cómo el Concilio Vaticano II redescubrió este papel y lo elevó al primer lugar en la vida de la Iglesia, manifestando que “el seguimiento de Cristo es para todos, desde el grupo primero de los apóstoles, después los “setenta y dos”, la iglesia primitiva, hasta llegar a nuestros días”, y poniendo de relieve la única misión que tiene la Iglesia: “construir el reino de Dios en este mundo con una visión trascendente”.
El Bautismo y sus consecuencias afectan a todos los cristianos y nos hace responsables de vivir estas exigencias en la Iglesia y el mundo, con los rasgos de sacerdotes, profetas y reyes que todos los bautizados del Nuevo Testamento, a diferencia del Antiguo, poseemos en nuestro ser.
Destacó por último don Antonio Calero los cuatro rasgos proféticos que deben definir al laico de nuestro tiempo: 1) buscar a Dios en el tráfago de la vida (“tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro”); 2) hacerlo presente con el testimonio y la palabra: donde haya un laico allí está o debe estar Dios; 3) el anuncio del Reino teñido de esperanza; y 4) la denuncia en todo tiempo y lugar de la injusticia, la opresión y la corrupción en la sociedad.
Ofrecemos a nuestros hermanos el esquema de esta primera sesión del ciclo «Llamados a redescubrir la vocación laical», titulada “Una vocación enraizada en el bautismo” (que pueden descargarse también en pdf) animándoles a acudir a las dos próximas dos programadas para los viernes 27 de enero y 10 de febrero, con la seguridad de que encontrarán en nuestra Casa-Hermandad un agradable espacio para reflexionar seriamente sobre el compromiso de nuestra Fe cristiana y cofrade.
LAICOS: TRES LECCIONES
I. Una vocación enraizada en el Bautismo
1. “Reconoce, oh cristiano, tu dignidad…”
2. Una lamentable historia de oscurecimiento: progresiva e imparable clericalización de la Iglesia, con la consiguiente insignificancia del laicado.
3. Un punto de máxima clericalización formulada: la Encíclica de Pío X Vehementer Nos de 1906.
4. La reivindicación de la vocación laical hecha por el Vaticano II en dos Documentos: Constitución dogmática Lumen gentium, y Decreto Apostolicam Actuositatem.
5. La vocación cristiana es una y única, vivida en tres formas categoriales diversas y complementarias: LG 31 y 32.
6. Las virtualidades y riquezas encerradas en la gracia del Bautismo: ChL 10-13.
* Hijos de Dios.
* Templos vivientes del Espíritu.
* Miembros activamente comprometidos en la única Misión de la Iglesia.
7. Partícipes de la triple condición de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey: ChL 14-15.
* Todos Sacerdotes: sacerdocio existencial: se ofrece la propia vida (Rom 12,1). LG 10, 34.
* Todos Profetas: hacer presente a Dios en el tráfago y complejidad de la vida. LG 12, 35.
* Todos Reyes: transformar el mundo con el espíritu de las Bienaventuranzas. LG 31, 36; GS 43.
Conclusión: “Sólo captando la misteriosa riqueza que Dios dona al cristiano en el santo Bautismo es posible delinear la ‘figura’ del laico. No es exagerado decir que toda la existencial del fiel laico tiene como objetivo el llevarlo a conocer la radical novedad cristiana que deriva del Bautismo, sacramento de la fe, con el fin de que pueda vivir sus compromisos bautismales según la vocación que ha recibido de Dios. Para describir la ‘figura’ del fiel laico es preciso considerar de modo directo y explícito estos tres aspectos fundamentales: el Bautismo nos regenera a la vida de los hijos de Dios; nos une a Jesucristo y a su Cuerpo que es la Iglesia; nos unge en el Espíritu Santo constituyéndonos en templos espirituales” (Juan Pablo II, Christifideles laici 9-10).
1. Breve nota bibliográfica:
– Juan Pablo II: Exhortación Apostólica Christifideles laici, Roma 30 de diciembre de 1988.
– Calero, A. Mª., El laico en la Iglesia. Vocación y Misión, CCS, Madrid 19982.
– Estrada, J. A., La identidad de los laicos, Eds. Paulinas, Madrid 1990; Íd., La espiritualidad de los laicos, Eds. Paulinas, Madrid 1992; Íd., Una Eclesiología desde los laicos, ITVR, Gastéiz/Vitoria, 2008.

