Carta Pastoral del Cardenal Amigo Vallejo

14 de septiembre de 2009

La Parroquia, casa de la familia cristiana

Un plan pastoral para el año sacerdotal

El Cardenal Arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo, en el contexto del año sacerdotal, ha escrito una carta pastoral centrada en la parroquia y en el papel del sacerdote al servicio de la misma. Ofrecemos algunos aspectos destacados de la misma y el texto completo para su descarga.

En  la introducción el Cardenal afirma “La parroquia es la casa de la familia cristiana. Entraremos en ella por cuatro grandes puertas": 

  • La parroquia como escuela de la Palabra y de la Fe
  • Comunidad que celebra los sacramentos y vive el encuentro fraterno de comunión.
  • Espacio privilegiado para la caridad.
  • Experiencia viva de conversión testimonio y misión”.

En cuanto “Casa de la familia cristiana” la parroquia es, sobre todo una comunidad cristiana, formada por hombres y mujeres bautizados que quieren vivir según el modelo apostólico: escuchar la Palabra de Dios, celebrar la Eucaristía y practicar la caridad fraterna. Impulsor y primer artífice de esta comunidad eclesial tiene que ser el párroco. 

En cuanto “Escuela de la Palabra y de la Fe”, si se quiere que la parroquia sea un lugar de hospitalidad de la fe, habrá que crear espacios de acercamiento a la palabra de Dios. Se destaca la importancia del catecumenado para jóvenes y adultos inspirado en la iniciación cristiana. Y recuerda que señal evidente de un buen catecumenado es la relación entre conocimiento y vida, entre la fe y la conducta. 

En cuanto “Comunidad que celebra los sacramentos”, la Eucaristía es la máxima y más perfecta expresión de la comunidad eclesial. Recuerda en este apartado el Cardenal, la importancia que debe darse al Sacramento de la Penitencia en la vida de la parroquia. El sacerdote no puede resignarse con ver los confesionarios vacíos ni con la indiferencia de los fieles a la necesidad de la confesión. 

Como “Espacio privilegiado para la caridad”, la carta subraya que no se puede separar la oración de los sacramentos, ni la misión del testimonio, ni la caridad de la Iglesia. La caridad no puede decir basta, Sataqui hemos llegado, El amor no tiene límites, pues su medida es la infinita entrega de Jesucristo a favor de todos. 

En cuanto “Experiencia viva de conversión, testimonio y misión”, las palabras tienen que adoptar una actitud más misionera y abierta a todas las fuerzas vivas de que dispone la Iglesia. Y llegar más allá del propio ámbito comunitario, para encontrarse con los que están alejados, los indifer3entes y los que no tienen fe, y decirles una palabra misionera. 

Por último, en el apartado de Espiritualidad parroquial, se subraya la importancia del domingo como día de la parroquia. Si el párroco ha de ser ministro y servidor, en momento alguno puede manifestar y ejercer su más propia identidad que la celebración del domingo. 

(Iglesia de Sevilla, 6 septiembre 2009)

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