El Papa León XIII, en 1887, instituyó la Jornada de oración y ayuda en favor de la Custodia de los Santos Lugares y de la Iglesia presente en el País de Jesús. Se trataba de mostrar, cada Viernes Santo, la comunión de las iglesias de todo el mundo con la Iglesia de Jerusalén y de Tierra Santa.
El próximo 29 de marzo de 2013 será Viernes Santo, con el lema: “Tierra Santa, cuna de nuestra fe. ¡Vamos en su ayuda!”
Se pretende recordar que aquella tierra es geografía de nuestra historia de fe; la cuna de la revelación divina y de la historia de la salvación. Tierra de la Encarnación de Dios y en la que nació la Iglesia en Pentecostés, y desde la que se extendió la fe hasta el extremo de la Tierra. En ella, pues, “hemos nacido todos”, en ella tenemos nuestra cuna: en el pesebre de Belén, en la sala del Cenáculo…
Pensar en nuestras raíces, acercarnos a la cuna de nuestra fe, fuerza a prestar atención a la actualidad de la Iglesia Madre. Como dicen los Obispos de aquella región, esta Iglesia se enmarca en una tierra que “sigue estando desgarrada por la violencia, la injusticia, la ocupación y la inseguridad… Los cristianos constituyen un pequeño rebaño en nuestra sociedad dominada por las tradiciones religiosas del islam y el judaísmo y sienten cada vez más la marginación. Muchos de nuestros hermanos y hermanas en la fe, han decidido emigrar dejando a nuestras comunidades más pobres y débiles”.
Pero “este pequeño rebaño” es una Iglesia viva, con la vitalidad que suponen las obras benéficas que sostienen las instituciones religiosas a través de las escuelas, universidades, hospitales, orfanatos, residencias para ancianos o minusválidos… Todo, fruto de “la fe que actúa por el amor” (Ga 5,6), porque “la fe sin obras estaría muerta” (St 2,26).
El Papa Benedicto XVI dice en su carta apostólica “Porta Fidei” que “El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad” (PF 14).
Pues bien, los hermanos de Tierra Santa, que viven en pobreza y dificultad, reclaman un año más nuestra ayuda. A todos los cristianos y hombres de buena voluntad se nos pide encarecidamente, como signo de caridad, la oración y la colaboración económica para su sostenimiento. ¡Vamos en su ayuda! ¡Vive la caridad colaborando en la Colecta por Tierra Santa!