Nuestra Hermandad protagoniza, por primera vez, el cartel oficial de nuestra Semana Mayor
Un acólito turiferario en primer plano y otro detrás, con el paso de nuestro Misterio al fondo enmarcado por el sol del altar de plata de la Catedral, y unos nazarenos de Santa Marta envueltos entre nubes de incienso conforman, a grandes rasgos, el cartel de este año de la Semana Santa de Sevilla.
La pintura, una prodigiosa acuarela de la joven pintora Dª Beatriz Barrientos, fue presentada el sábado 15 de febrero en un acto en la sede de la Caja Rural del Sur, con la presencia de diversas personalidades. En el mismo, los distintos oradores que intervinieron expresaron comentarios elogiosos hacia la pintura que anunciará la próxima Semana Santa, llena de simbolismo y matices, y resaltaron las características y espíritu de nuestra Hermandad de Santa Marta, que se veía convertida por primera vez en protagonista del cartel oficial de Semana Santa.
Al término del acto de presentación el Hermano Mayor expresó sus felicitación y agradecimiento a la pintora, Dª Beatriz Barrientos, transmitiéndole la satisfacción de muchos hermanos de Santa Marta por vernos reflejados en este cartel.
Ofrecemos unos párrafos de las intervenciones en la presentación del delegado del Lunes Santo. D. José Carlos López Alba, y del Presidente del Consejo de HH. y CC., D. Carlos Bourrelier:
El anuncio del Padre para que nosotros sus hijos traslademos a Cristo a cada persona
Palabras del Delegado del Lunes Santo, D. José Carlos López Alba
Hoy sí ha llegado el tiempo en que todos veamos el cartel por primera vez, el verdadero cartel, el auténtico cartel. El cartel de la honestidad y de la lealtad, el de la moralidad y la honradez. El cartel de la Semana Santa de Sevilla.
Hablar de las hermandades y cofradías, es hablar de muchas cosas, pero sobre todo en estos momentos que vivimos es hablar de responsabilidad y compromiso. Ambos términos rebosan auténtico significado cofrade. De ofrecernos a los demás en tiempos difíciles, de ofrecer generosidad y hospitalidad, de contribuir con nuestro esfuerzo a su presente para colaborar juntos en la construcción de un mejor futuro para todos, de renovar nuestra fe como hermanos en Cristo.
Es obligación de las hermandades y es lo que estamos haciendo; la de hacer honor a su nombre: Hermandad; dando sentido al ser humano mediante una labor social indispensable para los que menos tienen. En nuestras estaciones de penitencia manifestamos nuestra empatía con el sufrimiento de Cristo. Todos los días del año manifestamos nuestra empatía con el sufrimiento de nuestros hermanos.
El Papa Francisco también nos lo recuerda en el Mensaje que ha escrito con motivo de la inminente Cuaresma. Nos dice que “la caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. Los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin fraternidad”.
Por todo ello, nosotros los cofrades, debemos y de hecho estamos dando ejemplo inmediato y cercano para llevar esta luz de esperanza y amor, evangelizando a través de la belleza de nuestras sagradas imágenes y partiendo del compromiso cristiano y eclesial que adquirimos, desde que fuimos inscritos como hermano en nuestra Hermandad.
Y esa belleza también se plasma en un cartel. Como he dicho al comenzar mi intervención, el pintor consigue transmitir en lo que pinta el reflejo de la grandiosidad que ha brillado ante los ojos de su espíritu. Y Beatriz Barrientos lo ha transmitido.
En breves instantes se retirará ese paño y descubriremos el cartel, sí. Y vamos a descubrir como Beatriz, con apasionada entrega y devoción, nos ha pintado el inmenso amor a Jesús Sacramentado, siempre vivo y siempre presente en nuestra vida, en nuestras hermandades y en nuestras estaciones de penitencia. Nos ha pintado el compromiso de los jóvenes a la iglesia y sus cofradías, cada vez mejor formados dentro de sus hermandades en el culto, en la liturgia y en las enseñanzas del evangelio. Nos ha pintado el servicio a los demás, a nuestros hermanos más privados y necesitados y a los que diariamente las hermandades se entregan gracias a los valores espirituales que atesoran cumpliendo el mandato evangélico como la primera de sus Reglas.
Nos ha pintado, en definitiva, el anuncio del Padre para que nosotros sus hijos traslademos a Cristo a cada persona amando en espíritu y en verdad.
La Semana Santa de Sevilla está tan viva porque se nutre de sevillanos apasionados, generación tras generación
Palabras del Presidente del Consejo, D. Carlos Bourrelier
Envuelto en nubes de incienso, que escapan literalmente del cuadro, el Misterio de la Cofradía de Santa Marta avanza por las calles de Sevilla. Es el Dios hombre que es portado al sepulcro. Uno de los misterios más trágicos del inmenso drama de la Pasión. Porque es el momento en que el Redentor comparte más plenamente la naturaleza humana, la cruda realidad de la muerte, a la que arrastró el propio pecado humano. Pero ese Dios hombre que es trasladado al Sepulcro por José de Arimatea y Nicodemo es el Dios del Amor, el Señor de la Caridad.
El mensaje de la Caridad, de la entrega generosa al prójimo, se hace imprescindible en estos tiempos. Vivimos momentos en los que hay que vivir más plenamente el compromiso cristiano. La Caridad de Cristo nos urge, como bien señala el lema de la Cofradía de San Andrés.
Abanderando el cartel, con la perfección hiperrealista de un primer plano, un joven acólito nos transporta idealmente entre esas nubes de incienso hasta la tarde del Lunes Santo. Es sin duda la metáfora de esa juventud que se siente atraída por las cofradías y que tiene en sus manos la cadena de transmisión hacia el futuro. La Semana Santa de Sevilla está tan viva porque se nutre de sevillanos apasionados, generación tras generación. Esos acólitos ilusionados que estrenarán sus dalmáticas en la próxima Semana de Pasión representan lo mejor de una juventud formada en la Fe, y comprometida. Les debemos autenticidad en los testimonios, porque la juventud entiende muy mal las hipocresías y las falsedades de la vida. Les debemos confianza. En sus manos, y en las de aquellos que los sucedan en las generaciones venideras, estará en el futuro bastante próximo nuestra querida Semana Santa.
Quisiera insistir en la sensibilidad que transmite este gran cartel. El tratamiento de las telas en la dalmática, el movimiento representado en las nubes de incienso, la serenidad emocionada del rostro del joven acólito,… Todo nos habla de los profundos sentimientos religiosos que están detrás de la belleza formal de nuestras procesiones.