Último martes de Cuaresma

Último martes de Cuaresma. Todos deberíamos estar prestos a participar en el culto semanal y postramos así, ante Dios sacramentado y Jesús encarnado en la imagen del Cristo de la Caridad, ambos, y solo Él, presidiendo el altar de la parroquia de San Andrés. Culto entrañable, profundo, cercano.

En estos días, aciagos y atribulados, una reflexión tras las palabras del Papa Francisco: ¡Qué difícil es, a veces, aceptar la voluntad del Padre! Bien por falta de fe, bien por soberbia, al pretender imponer nuestros deseos al parecer de Dios mismo.

Por ello cómo reconfortan las palabras del Santo Padre, y que necesarias son en estos días que el mundo necesita un líder que nos hable de Amor, de Esperanza y de Fe. Alentados aún por las palabras del Papa Francisco seguimos meditando en sus interrogantes: “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”.

El hermano de Santa Marta no tiene miedo, tiene fe. Fe en la bondad de Dios, fe en la misericordia de Jesús, fe en la Caridad de Cristo.

Concluido el culto de este martes, un grupo de hermanos, celebraría el último cabildo, el de “canastillas”. En esta reunión se debatiría todo lo necesario para el mejor desarrollo de nuestra cofradía. El buen orden, tanto en el Pozo Santo como en la iglesia de San Andrés, y el perfecto discurrir por las calles de Sevilla centra el sentido de la reunión. Mantener los tiempos que se nos da, por respeto a las hermandades que precedemos y facilitar la estación penitencial de todos nuestros hermanos desde el cariño fraternal, son ejes prioritarios de los diputados de San Marta. Los diputados realizan su estación de penitencia desde el servicio.

Oremos por nuestros hermanos enfermos, y de manera especial por Eladio y Mari Carmen, para que sean fuertes en la adversidad y encuentren en su devoción a nuestros Sagrados Titulares el consuelo que le impida perder la alegría, la ilusión y la esperanza.

Pidamos por tantas personas que, a pesar de todo lo que nuestra sociedad están viviendo, no son conscientes de riesgo que contraemos todos si no se resguarda y guardan la cuarentena que a todos se nos ha exigido. Para que recapaciten y sean solidarios.

Roguemos, por caridad y comprensión, por todas las personas que necesitan salir a la calle. Hay personas que necesitan recibir la luz del día y el aire de la mañana para no empeorar en sus distintos padecimientos. Por ellos, sus familiares y cuidadores.

Pidamos por las personas fallecidas como consecuencia de este virus, por sus familiares y cuidadores. Unos para que alcancen la gloria de la Resurrección y otros para que encuentren el consuelo en fe que nos fue regalada.

De la primera lectura del día. Del libro de los Números. Nm 21, 4-9

Desde Monte Hor se encaminaron hacia el Mar Rojo, rodeando el territorio de Edom. El pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés:

– ¿Por qué nos has sacado de Egipto, para morir en el desierto? No tenemos ni pan, ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo. 

El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:

—Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.

Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió:

 —Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla. 

Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, si éste miraba a la serpiente de bronce quedaba sano. 

                   Oración

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en la Cruz y escarnecido.

Muéveme ver tu cuerpo tan herido
muévanme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera. 

                Confiado en ti

Confiado en ti, Cristo de la Caridad,
que te entregaste por mí,
quiero tomar contigo mi responsabilidad
ante la vida y ante la historia,
sin reservarme nada al hacerlo.

Por eso, quiero y decido seguirte
y me ilusiona hacerlo muy de cerca:
en la pobreza, la humillación y el sufrimiento;
como Tú.

Y te pido que me escojas
para que en esta forma sea yo tu compañero y amigo,
si así puedo cooperar más contigo en tu causa. 

Luis Fernando Álvarez González, SDB
Convivencia de Juventud de Santa Marta, año 2012