Otro martes con nuestros titulares

El confinamiento sigue para desesperación de unos y resignación de todos. Esta reclusión responsable nos va a hacer más fuerte como comunidad y como individuos. Como hermanos de Santa Marta, también. Cada día notamos más la necesidad que tenemos de vivir la Hermandad, de ser parte de ella, del encuentro con el Señor y de la convivencia con los hermanos.

Un día, pronto, recuperaremos la normalidad y con ella valoraremos lo hermoso que es la cercanía con el hermano.

Seamos pacientes, tengamos presente en nuestras oraciones a nuestros hermanos y no perdamos nunca la confianza en Dios.

Este martes, tras la celebración del culto semanal y en un breve y sencillo acto, uno de los cirios del paso iba a ser colocado en su farol. El cirio hubiera llevado la leyenda La caridad da vida y con él, nuestra Hermandad pretendía colaborar en la concienciación de la importancia de la donación de órganos.

El concepto de caridad siempre ha sido el mismo, amor a Dios y amor a los hombres por el amor que a Dios tenemos. La caridad, el amor, no es un sentimiento natural, este nace de la relación sobrenatural con el Padre.

Si la caridad como concepto no puede cambiar porque es la esencia de nuestra fe. Dios es amor. Sí ha variado, a lo largo de los siglos, su manifestación hacia los hermanos.

Mt 25, 35-45 “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme".

La caridad es todo esto y más, si nace del amor al hermano. Caridad es echar un rato con la persona que vive solo; caridad es emplear el tiempo en ayudar a los jóvenes a mejorar su día a día como hacen los voluntarios de nuestra Hermandad; caridad es pagar el recibo del agua a la familia que no puede hacer frente ese mes al mismo; caridad es sonreír al triste o abrazar al desconsolado; caridad es una llamada de teléfono al amigo que vive solo.

Y caridad es también donar nuestros órganos a quien llegado el momento lo necesita.

Y caridad es también donar nuestros órganos a quien llegado el momento lo necesita.

La manifestación del amor de Dios es infinita como infinito es el amor de Dios.

Por ello, hoy vamos a rezar por cuantos necesitan un órgano para poder vivir o mejorar su calidad de vida, para que nunca pierda la esperanza en la generosidad anónima de las personas.

Agradecimos, pedimos al Padre por aquellos hombres y mujeres que han entendido que pueden mejorar la vida de algún hermano, para que Dios se lo pague con la misma generosidad.

Este acto de amor al desconocido, muchas veces viene tras la muerte del donante, valoremos y pidamos por esas familias que en el duelo tienen que tomar tan complicada decisión. Para que entiendan que en la generosidad está presente el amor de Dios.

Pidamos por todos nosotros, para que nos concienciemos que “la caridad dona vida”, para que seamos entregados y generosos con el hermano y nos hagamos donantes de nuestros órganos.

Evangelio Jn 5, 1-16:

Pasado algún tiempo, celebraban los judíos una fiesta, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de los Rebaños, una piscina llamada en hebreo Betesda, con cinco soportales. Yacía en ellos una multitud de enfermos, ciegos, cojos y lisiados, que aguardaban a que se removiese el agua. 

 Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermos. Jesús lo vio acostado y, sabiendo que llevaba así mucho tiempo, le dice:

— ¿Quieres sanarte?

 Le contestó el enfermo:

 —Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando yo voy, otro se ha metido antes. 

Le dice Jesús:

—Levántate, toma tu camilla y camina. 

Al punto se sanó aquel hombre, tomó su camilla y echó a andar. Pero aquel día era sábado; por lo cual los judíos dijeron al que se había sanado: Hoy es sábado, no puedes transportar tu camilla. 

Les contestó: El que me sanó me dijo que tomara mi camilla y caminara. 

Le preguntaron: ¿Quién te dijo que tomaras tu camilla y caminaras? 

El hombre sanado no sabía quién era, porque Jesús se había retirado de aquel lugar tan concurrido. 

Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:

—Mira que te has sanado. No vuelvas a pecar, no te vaya a suceder algo peor. 

El hombre fue y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por ese motivo perseguían los judíos a Jesús, por hacer tales cosas en sábado. 

Oración

Ahora. Levántate.

No te dejes morir en muertes cotidianas que acallan el verso que secan el alma y frenan el paso hasta dejarte inerte.

No mueras en vida sepultado de nostalgias, rendido antes de tiempo, consumido por dentro. No permitas que te envenene el odio, ni dejes que la amargura

Levántate. Sostenido por la memoria de buenos amigos y buenos momentos, confiado en un hoy lleno de oportunidades, movido por la esperanza en lo que ha de llegar. Levántate agradecido por tanto.

Ama, descubre los milagros ocultos, cree y pelea, si hace falta, la batalla nuestra de cada día, que eso es ser humano. Levántate. Ahora.

Oración al Santísimo Cristo de la Caridad

Confiado en ti, Cristo de la Caridad,
que te entregaste por mí,
quiero tomar contigo mi responsabilidad
ante la vida y ante la historia,
sin reservarme nada al hacerlo.

Por eso, quiero y decido seguirte
y me ilusiona hacerlo muy de cerca:
en la pobreza, la humillación y el sufrimiento;
como Tú.

Y te pido que me escojas
para que en esta forma sea yo tu compañero y amigo,
si así puedo cooperar más contigo en tu causa. 

Luis Fernando Álvarez González, SDB
Convivencia de Juventud de Santa Marta, año 2012