María, mulier fidei

N. H. D. Francisco Toro de la Barrera
17 de mayo de 2023

Jesús camina hacia el reposo del sepulcro. María, en cambio, sigue sumergida en un mar de amarga soledad. No podía tener reposo ni descanso, separada como estaba del único amor de su vida, Jesús, su Hijo y su Dios.

¿Qué vas pensando, Madre mía de las Penas? Juan te acompaña, intentando dar consuelo a una pena que no alcanza el sentido humano. Junto a ellos, María Salomé, María Cleofás, María Magdalena y la santa hospedera, Marta.

17 Capilla mayo 2019 37Madre, ahora cuando llegues a tu casa, a solas con tus recuerdos, pasarás tres días  en profunda amargura y contemplación, y todo lo que has sufrido se reflejará en tu rostro,  pero tu rostro indica  paz y serenidad, porque eres mujer de fe que sabe que todo ha sido consumado por un fiat voluntario que asumiste con todas las consecuencias, para la misión a la que estabas predestinada, ser sagrario para que el Verbo se encarnara en tus entrañas.

Caminas la última de ese cortejo fúnebre que sale cada Lunes Santo de la Parroquia de San Andrés y  que nosotros, nazarenos de negro, acompañamos. Caminas arropada pero a la vez sola, una soledad que acompaña al mundo, un mundo lleno de soledades, ¿cuántas soledades ponemos en tus manos, Madre mía? Cientos, cada cual con nuestras problemáticas y miserias.

Tu silencio es nuestro silencio, el silencio que hiciste en tu corazón para preparar el encuentro  con Dios, es ese mismo silencio que llevas para depositar a tu hijo en ese sepulcro que será derrotado a los tres días.

Madre de las Penas, nuestra devoción a ti no debe ir motivada por la esperanza de la protección, los favores y gracias que podemos alcanzar de ti, sino por el agradecimiento que debemos de mostrarte   por tu fiat incondicional a Dios.

Nos enseñas el camino, ese camino del sí, porque Dios sigue manteniendo y realizando los mismos planes de salvación para cada uno de nosotros, pero nosotros seguimos empeñados en dar la espalda a ese plan con nuestros egoísmos.

Nos enseñas el camino, ese camino del sí, porque Dios sigue manteniendo y realizando los mismos planes de salvación para cada uno de nosotros

Enséñanos, Señora, a mantenernos firmes en la fe, en una fe firme en la que tenemos que experimentar que Dios está presente en nuestras preocupaciones diarias, y cuando el peso de nuestras miserias nos venza y nos hunda en lo más hondo, recordemos las palabras que Cristo pronunció desde el madero de la Cruz: “Madre, ahí está tu hijo”; y que a cada uno de nosotros nos está diciendo: “Hijo, ahí está tu Madre”. 

Señora nuestra de las Penas, se Tú nuestro faro hasta el final de nuestros días, y permite que caminemos por un sendero de Fe, Esperanza y Caridad, por ese sendero incondicional de Fe que Tú, Celestial Princesa, supiste trazar a la perfección.

N. H. D. Francisco Toro de la Barrera

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