«Entonces María dijo: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel, dejándola, se fue». Lc 1, 38

Veneramos a la Virgen en nuestra Hermandad de Santa Marta bajo la advocación de Nuestra Señora de las Penas desde hace más de 70 años, bien podría también haber sido bajo otras advocaciones como Tristezas, Amargura, Dolores, Soledad, Amor… cualquiera de ellas podría reflejar perfectamente el sentimiento de la Virgen ante el Traslado al Sepulcro de su Hijo de la Caridad ensabanado, al que siempre su mirada nos lleva.

Triduo del año 2011

Pero todo comienza, todo cambia para María mucho antes de ese momento que refleja el misterio al que acompañamos cada Lunes Santo, todo surge para Ella cuando dice “sí” a la voluntad grande de Dios, al ángel enviado por Él, y así, de esta manera tan sencilla, tan simple y a la vez tan bella, abre la puerta del mundo a Dios.

Adán y Eva con su “no” a la voluntad de Dios habían cerrado esta puerta, tenemos otros muchos ejemplos en la Biblia de noes a la intención de Dios, pero ese “sí” de la Virgen, ese “Hágase la voluntad de Dios” de María -sin fisuras, sin dudas, sin temor, con alegría, con decisión- es definitivamente la apertura de la puerta del mundo a Dios.

Con enorme cariño, en las Letanías que en los principales Cultos de Regla rezamos tras el Rosario, hemos incluido e invocamos a Nuestra Señora de las Penas como “Reina de nuestra Hermandad”. Cada mes de mayo, la Reina de nuestra Hermandad nos invita a cada uno de sus hermanos a decir también nosotros este “sí”, que muchas veces nos resulta tan difícil. Sentimos la tentación de preferir nuestra voluntad, pero Nuestra Señora de las Penas nos dice constantemente, con su serena belleza, con su discreta presencia: “¡Sé valiente!, di también tú “Hágase tu voluntad”, porque esta voluntad es buena. La voluntad de Dios no es un peso, la voluntad de Dios nos da alas para volar muy alto, y así con María, también nosotros nos atreveremos a abrir a Dios la puerta de nuestra vida, las puertas de este mundo, diciendo “sí” a su voluntad, conscientes de que esta voluntad es el verdadero bien y nos guía a la plena felicidad.

Nuestra Señora de las Penas nos dice constantemente, con su serena belleza, con su discreta presencia: “¡Sé valiente!, di también tú “Hágase tu voluntad”, porque esta voluntad es buena.

Demos gracias a la Virgen siempre por el ejemplo que nos dio y que vemos en Ella constantemente. Pidámosle a Nuestra Señora de las Penas, en este su mes de mayo, que nos regale un corazón abierto y generoso, para que cada día podamos decir “sí” al querer de Dios, donde encontraremos la verdadera felicidad.

La respuesta de la Virgen de las Penas al ángel, donde todo empezó para Ella, donde abre la puerta del mundo a Dios, continúa hasta hoy día en la Iglesia, llamada a hacer presente a Cristo en la historia. También nosotros, como Iglesia, estamos llamados a hacer presente al Cristo de la Caridad en nuestra historia, en nuestro entorno, en el prójimo. “Sí”, no lo pienses, no dudes, como Ella, di “sí”.

N. H. D. José Luis Muñoz Alonso
Diputado de Formación