El Papa Francisco publicó, en noviembre de 2013, la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” (“La alegría del Evangelio”). Es un documento fácil de leer, en el que da muchas pistas para vivir como cristianos en estos tiempos en los que puede parecer especialmente difícil vivir y actuar como seguidores de Jesús. Invito desde aquí a leer dicho documento.
El pensamiento que me gustaría dejar en estas líneas se inspira en la “Evangelii Gaudium” y lo formularía así: cada cristiano es invitado, somos invitados, por el Señor a crecer como discípulo para poder ser apóstol, ser evangelizador, porque todos estamos llamados a difundir el mensaje cristiano :
- Crecer como discípulo: acércanos más al Señor, beber de su Palabra y alimentarnos con los Sacramentos (la Eucaristía semanal, la Confesión), dedicar tiempo a la oración, a nuestra formación. Se trata de conocer más a Jesucristo y su Evangelio y modelar nuestra vida según lo que nos pide. Aprender, ser discípulos, del Señor a vivir en el día a día desde la alegría del Evangelio. Aprender de nuestra madre de las Penas a escuchar a nuestro Dios y contemplarle presente y operante en nuestra vida y en la vida de los demás.
- Para ser apóstoles: el Papa destaca la necesidad de Evangelizar, de llevar a nuestra sociedad el Evangelio y la persona de Jesús. Lo que nos llena de alegría tenemos que transmitirlo a los demás. Ser capaces, ya sea con nuestras palabras o con nuestras obras de hacer presente “el anuncio fundamental: el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y amistad”, como dice el Papa Francisco en el n.127 de la “Evangelii Gaudium”. No tener miedo de mostrarnos como cristianos, de decir una palabra, de ir contracorriente en algún momento. Compartir con otros lo que nos llena de alegría.
- ¿Cómo hacer posible esto? El Papa nos pone de ejemplo a la Virgen y dice cosas muy importantes. Me gustaría destacar algunas que nos pueden servir de estimulo en este mes de mayo. Dice Francisco que hay un estilo mariano de evangelizar:
- En la Virgen vemos la ternura y el cariño: ser humilde, no maltratar para sentirse importante. Evangelizar desde la bondad.
- María interioriza, sabe leer la presencia de Dios en su vida y descubrir lo que hace. Evangelizar desde una humanidad profunda, que no se deja llevar por lo primero que llega o por lo que todo el mundo hace.
- No se cansa, no abandona, no se deja vencer por el mal. Está con Jesús en la soledad y el frio del Pesebre y al pie de la cruz. Evangelizar desde la fidelidad al Señor.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte
Pidamos a la Virgen de las Penas, con palabras del Papa, que nos ayude a crecer
Virgen y Madre María,
tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.
Tú, llena de la presencia de Cristo,
llevaste la alegría a Juan el Bautista,
haciéndolo exultar en el seno de su madre.
Tú, estremecida de gozo,
cantaste las maravillas del Señor.
Tú, que estuviste plantada ante la cruz
con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados
para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos
para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,
madre del amor, esposa de las bodas eternas,
intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga
en su pasión por instaurar el Reino.
Fernando Báñez Martín, SDB.
Estrella de la nueva evangelización,
ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente,
manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros.
Amén.
Fernando Báñez Martín, SDB
Superior de la comunidad salesiana de Triana