Mayo mes de María

1 de mayo de 2016

Stabat mater
Lutgardo García Díaz – Meditación 2009

Al pie de la Cruz estaba
abatida y lacrimosa,
pálida flor temblorosa,
que de pena se cuajaba.
Al pie del dolor, callaba,
contemplándote partir.
Y aunque te escuchó decir:
“¿Por qué me has abandonado?”
No se apartó de tu lado
en el trance de morir.

Amargamente callada
en un rincón de la sombra,
el rostro apenado alfombra
una lágrima salada.
Viene acunando a la nada
entre sus manos abiertas.
En sus mejillas desiertas
cae la luz de atardecida.
Pero Ella espera a la vida
pues sabe que Tú despiertas.

Al descender del madero,
te envolvió con cada brazo
y ocupaste su regazo,
sacrificado Cordero.
Fue posándote un “te quiero”,
con los labios, en la frente.
Te abrazó muy suavemente.
Te protegió con su aliento.
Se puso a llorar el viento
mientras ardía el poniente.

Caminando al cementerio.
Aquella quien dio costura
ahora va a la sepultura
del mismo Dios, qué misterio.
La muerte da cautiverio
a tu piel inerme y fría.
Mas el alma de María
a la par que llora y reza,
va fraguando, con certeza,
que volverá al tercer día. 

Lleva en sus manos la espina
que lancinaba tu sien.
Su mente vuela a Belén
y en sus brazos te imagina,
envuelto en la luz divina
de aquella Natividad.
Ahora en esta soledad,
bendice tu cuerpo inerte
y haber tenido la suerte
de alumbrar tu Caridad.

Dulce Madre silenciosa
traspasada en el Calvario,
sobre el albor del sudario
la salvación hoy se posa.
La carne marfil y rosa,
la oscuridad de su pelo,
se irá marchando en un vuelo
hasta el sepulcro excavado.
Con el pecho traspasado,
enlutada la figura,
deja ya, con amargura,
su corazón enterrado.

El sol que va en retirada
se dibuja en tu diadema,
y como hermoso poema
cae la luz en tu mirada.
Tu tez está maltratada
por los cristales del llanto.

La lisura de tu manto
irá prestándote abrigo,
mientras se marche contigo
la tarde del Lunes Santo. 

Las Penas que te dan nombre
serán, después, alegrías
cuando pasen los tres días
y venga la luz al hombre.
Cuando el alba desescombre
los temores del pasado,
Él regresará a tu lado
a tu candor de novicia,
para darte la primicia
de que ya ha resucitado.