Ofrecemos unas notas históricas sobre estos cultos marianos tan característicos de la Hermandad de Santa Marta como son la Vigilia de la Inmaculada y el besamanos de Nuestra Señora de las Penas, que nos congregarán ante la Santísima Virgen los próximos días 7 y 8 de diciembre, en la festividad de su Inmaculada Concepción.
El Besamanos de Nuestra Señora de las Penas nace en los primeros años 70 del siglo XX con el establecimiento de los cultos en su honor en el mes de mayo, que en aquel momento eran organizados por la Junta Auxiliar de Juventud. Se solía instalar un sencillo altar de cultos en un lateral de San Andrés, y la Virgen era expuesta en Besamanos, en ese mismo lugar, el sábado, último día del triduo, y al domingo siguiente se celebraba el Rosario de la Aurora por la feligresía presidido con su bendita imagen.
Con la aprobación de la Reglas de 1977 se replantearon algunos cultos a nuestros titulares, trasladándose el Besamanos de la Santísima Virgen al 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, y agregándosele la celebración de una Vigilia mariana en la noche del día 7, siendo aquel año el primero que se celebró según este esquema, que es el que se ha mantenido hasta nuestros días. Cabe reseñar que desde sus inicios la celebración de esta Vigilia estuvo vinculada a la Juventud de la Hermandad, que participaba en ella con las lecturas, oraciones, ofrendas, etc.
Besamanos del año 1977
Las primeras Vigilias contaron con unas meditaciones marianas a cargo de seglares previas a la celebración de la Santa Misa, que estuvieron a cargo de personalidades cofrades como D. José Sánchez Dubé (1977), D. Juan Infantes-Galán (1978), el sacerdote D. José Mª Javierre (1979), D. Juan Delgado Alba (1980), D. Alfredo Flores Pérez (1981) y N.H.D. José Joaquín Gómez González (1982).
Para entonces se modificó notablemente la disposición del Besamanos de la Santísima Virgen, creándose por iniciativa del Prioste N.H.D. Francisco Cabello Bazuzaga un nuevo modelo de montaje -también mantenido hasta nuestros días con ligeras variantes- en que la imagen de Nuestra Señora de las Penas ocupaba el centro del presbiterio bajo de San Andrés, acompañada de jarras con flores en ramos de fanal y candelabros con cera blanca, y por detrás, como fondo, aparecía el hermoso retablo mayor de San Andrés presidido por la imagen de la Inmaculada Concepción, también festivamente exornado, lográndose un conjunto en dos planos de excelente belleza artística y gran carga devocional mariana.
Imponente imagen desde el coro de la Parroquia de San Andrés
Es de destacar que en aquella época todo el amplio presbiterio de San Andrés estaba recubierto de una extensa alfombra roja, así como sus muros y las columnas de la iglesia aparecían forrados con colgaduras de damasco, al igual que los púlpitos, que se revestían con ricos paños bordados, entre ellos el Sinelabe procesional. Anotemos que algunos años la Santísima Virgen lució una saya negra bordada en oro y una cruz pectoral de la Madre Abadesa del monasterio de San Clemente, así como se utilizaron unos candelabros de plata cedidos por la marquesa viuda de Nervión. Asimismo, es de destacar el exquisito exorno floral realizado en estos años por un grupo de hermanos bajo la dirección de NN.HH. D. Luis López Bennet y D. Manuel Palomino González. En definitiva, numerosos detalles de buen gusto que hicieron que pronto aquel Besamanos de nuestra Virgen destacara en los ambientes cofradieros por la belleza y elegancia que presentaba cada año en la jornada de la Inmaculada.
En 1989, a pesar de estar montado el Besamanos y la imagen de la Virgen situada en el presbiterio, el desprendimiento de una viga de la techumbre obligó a cerrar la parroquia en la tarde del 6 de diciembre, suspendiéndose las celebraciones de aquel año. A partir de ahí vendría el periodo de estancia en San Martín (1990-2000), en que se mantuvo la celebración de la Vigilia de la Inmaculada delante de la capilla que ocupa la Hermandad en aquel templo, mientras que el Besamanos de Nuestra Señora de las Penas, por coincidencia con cultos de la Hermandad de la Sagrada Lazada, se trasladaría al Domingo de Pasión, junto al Besapiés al Santísimo Cristo de la Caridad, lográndose también unos bellos conjuntos de exquisita belleza y devoción cofradiera en los años de San Martín.
Besapies y Besamanos conjunto en la Iglesia de San Martín