Divina madera

Datos Técnicos

  • Fotografía: Imagen del Santísimo Cristo de la Caridad tallada en madera, a falta de la policromía. según una inscripción al dorso que dice: “Fotografía realizadas por D. Francisco Martínez Argüelles, hermano fundador, en el año de 1952, en el taller del imaginero Don Luis Ortega Bru”.
  • Autor: D. Francisco Martínez Argüelles
  • Lugar: Patio o jardín del taller de Juan Pérez Calvo, c/ Torres – Sevilla.
  • Hay una inscripción al dorso que dice: “Fotografía realizada por D. Francisco Martínez Argüelles, hermano fundador, en el año de 1952, en el taller del imaginero Don Luis Ortega Bru”. Donación de N.H.D. José Joaquín Gómez González, quien a su vez la recibió de la familia de N.H.D. Francisco Martínez Argüelles.

Podemos considerar esta fotografía como la primera realizada al Santísimo Cristo de la Caridad. El sol de la primavera de 1952 baña la talla nuestro Cristo ya concluida del todo en su modelado escultórico, y la imagen nos ofrece todo su esplendor aún solo en la madera, a la espera de la policromía final que le dé el tacto de la carne humana y el aliento divino.

Suponemos que para contemplar la perfección de sus efectos y volúmenes escultóricos, la talla ha sido sacada de la penumbra del interior a la luz natural del patio o jardín del taller de Juan Pérez Calvo, donde Luis Ortega Bru llevaba a cabo la realización de las imágenes de nuestro Misterio, siendo objeto también de esta primera fotografía para la posteridad.

La imagen, colocada sobre un caballete cubierto por un simple paño y rodeado de las primeras flores silvestres a sus pies, expresa ya a gritos sus altas calidades artísticas, que quedan bien resaltadas por el claroscuro que le aporta a la fotografía la luz simpar de nuestra ciudad, la primera luz que le dio, suponemos, y que dulcifica la crudeza de la muerte de Jesús que cautivó desde el primer momento, aún desde que vieron el boceto o maqueta, a nuestros hermanos fundadores.

La hermosura de su divino rostro, la dulce caída de la cabellera que anhela cojín de terciopelo o sábana de Arimatea, la fuerza de su pecho aún hinchado, la expresión de llamada abierta a todos de la mano derecha, la resignación de su pies cruzados…, todo eso está ahí ya. Entre las vetas de la madera que se observan en la cadera o los ensambles del brazo y tobillo derecho ya vemos totalmente plasmada la valiente silueta serpenteante del cadáver del Maestro, gracias a esa divina madera que con maestría trabajó Ortega Bru para ofrecernos lo más sagrado que tenemos.

Esta primera fotografía, pionera y adelantada de la larga serie de miles de instantáneas que han intentado retener y difundir la silenciosa belleza de la muerte por amor que destila el Santísimo Cristo de la Caridad, nos muestra ya la rotundidad de su imagen sagrada, que desde aquel momento despertó la admiración inicial de cofrades y devotos, entrando desde el primer día en lo más selecto de la escultura procesional del siglo XX, desde 1953 en el corazón de los hermanos de Santa Marta, y cada atardecer del Lunes Santo en la retina del alma de Sevilla.