La Estación de Penitencia es el acto de culto público más importante que celebra la la Hermandad en todo el año. Todos los hermanos debemos esforzarnos en realizarla de forma ejemplar desde que nos revestimos con la túnica hasta que volvemos a nuestro domicilio vencida ya la noche del Lunes Santo.
La Estación de Penitencia es una oportunidad única de pasar unas horas a solas con Dios.
Aunque recorremos la ciudad acompañando a nuestro misterio, la Estación de Penitencia es un acto íntimo y personal de cada hermano que debemos vivir con ese sentido de intimidad y privacidad. El artículo 21 de nuestro reglamento prohibe la grabación y difusión de imágenes de la organización interna, desarrollo y pormenores de la procesión. El sentido de este mandato no es imponer una prohibición gratuita y arbitraria sino exhortarnos a mantener el recogimiento y la actitud penitencial que deben regir la Estación de Penitencia durante el tiempo que pasamos en el interior del templo de San Andrés.
La imagen que ilustra este texto recoge el último momento de la organización del templo parroquial. Lo que ocurre a partir de ese instante debe formar parte de lo más íntimo de cada hermano nazareno.
Invitamos a nuestros hermanos a realizar un encuentro personal con Dios durante la Estación de Penitencia para que, además de dar testimonio público, el Lunes Santo sea una experiencia de Fe.