La celebración el pasado 29 de julio de la fiesta de nuestra venerada titular Santa Marta coincidió con la despedida del hasta ahora Director Espiritual de la Hermandad D. Luis Fernando Álvarez González. Ambos motivos se entremezclaron en una jornada muy especialmente sentida y emotiva para los hermanos de Santa Marta.
Desde la mañana del domingo la sagrada imagen de nuestra Santa lucía espléndidamente en el presbiterio de San Andrés, expuesta en Solemne y Devoto Besamanos, hasta donde se acercaron numerosos hermanos y devotos a pesar de la fecha estival. Santa Marta lucía saya de terciopelo rojo y manto azul y la aureola de salida y el acetre e hisopo de plata sobredorada, obras del orfebre Jesús Domínguez, entre un nutrido y bello exorno floral de gladiolos blancos, muestra del buen hacer de la Priostía de la Hermandad.
Por la tarde, la afluencia de fieles al templo fue en aumento hasta las 21 horas en que dio comienzo la Misa de la festividad de nuestra Santa titular. Estuvo presidida por nuestro Director Espiritual, Rvdo. P. D. Luis Fernando Álvarez González, SDB, y concelebrada por los queridos sacerdotes N.H.D. Antonio Vergara González, y D. Fernando Borrego Ojeda. Asistieron a la misma el nuevo Delegado del Lunes Santo en el Consejo General de HH. y CC., D. José Carlos López Alba, el Presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería, N.H.D. Pedro Sánchez-Cuerda, el Hermano Mayor y un nutrido grupo de hermanos de la Sagrada Lanzada y el Teniente de Hermano Mayor de la Hdad. de Ntra. Sra. de Araceli.
La celebración estuvo toda ella llena de gran emotividad por ser la despedida de D. Luis Fernando Álvarez como Director Espiritual de la Hermandad, quien en la homilía dio muestra, una vez más, del acierto y precisión de sus palabras para transmitirnos el contenido del Evangelio –la multiplicación de los panes y los peces, o el milagro de la solidaridad como lo definió- junto con la necesidad del seguimiento de Cristo y el ejemplo que de todo ello fue nuestra amada Santa Marta.
Al terminar la Santa Misa D. Luis Fernando, acompañado de los sacerdotes concelebrantes, Junta de Gobierno y numerosos fieles se dirigieron a la Capilla de la Hermandad, donde en un ambiente de gran emoción dirigió esta sentida oración de despedida al Santísimo Cristo de la Caridad y a Nuestra Señora de las Penas, que fue seguida en silencio y expectación por los muchos hermanos allí congregados:
ORACIÓN AL CRISTO DE LA CARIDAD
Santísimo Cristo de la Caridad,
que me has amado y te has entregado a la muerte por mí,
para que más te ame y te siga.
Quiero que lo último que haga por mis hermanos sea una oración a Ti,
Dios escondido en la debilidad del dolor y de la muerte.
Gracias, ante todo, por tu vida entregada sin límites, hasta el extremo.
Ha sido para nosotros la mejor explicación de Dios:
ese Dios que se hace mendigo de la fe de las personas,
el amigo de los hombres, que pone a su Hijo en nuestras manos, por amor.
Gracias, además, por tu amistad:
a nosotros nos has llamado amigos.
Somos tus amigos, nos quieres como un amigo quiere a su amigo.
Nos quieres como a Marta, a María y a Lázaro. Y a Juan y a Pedro…
«Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos»
−asegurabas a quienes te seguían−.
Cristo de la Caridad, amigo del alma:
Tú has dado tu vida por cada uno de nosotros, tus amigos.
¿Qué quieres que haga por Ti?
¿Qué quieres que haga cada uno de nosotros por Ti?
¿Qué quieres que haga la Hermandad de Santa Marta por Ti?
¡Somos tus amigos de verdad! ¡Nos puedes pedir lo que quieras!
Tu amistad hizo de Marta, Santa Marta:
Te pedimos que tu amistad nos ayude a seguirte más de cerca,
por el camino de la humildad y la pobreza,
por el camino de las Bienaventuranzas y de las Obras de misericordia,
hasta la santidad.
Viéndote así, sin nada, sin vida, vaciado de todo por el amor,
comprendemos claramente las palabras: “la caridad de Cristo nos apremia.”
Tú te das enteramente. Nosotros damos sólo un poco…
Ayúdanos a comprender que el mundo cambia
sólo cuando las personas aprendemos a dejar de dar cosas
y empezamos a darnos nosotros y a compartir la vida.
Te pedimos por todos los jóvenes de nuestra Hermandad;
has sido Tú quien los has atraído hasta Ti,
seducidos por tu generosidad y por el ejemplo de tu vida.
Vienen buscándote a Ti.
Ayúdanos a proponer a los jóvenes
metas y objetivos exigentes que los acerquen a Ti.
Cristo de la Caridad: nuestra Hermandad desea ser la Casa de Betania,
un espacio donde crecer en tu amistad y en tu seguimiento;
una palestra de apóstoles que, mediante la escucha de la Palabra y la oración,
se preparan a ser tus testigos y a evangelizar la sociedad.
Señor de la Caridad, que nos diste a tu Madre en el Calvario:
Te pedimos que nuestra devoción a la Virgen de las Penas
se inspire siempre en la especial relación que con Ella mantuviste.
Ella te ayudó a ser una persona madura, un creyente fiel,
un profeta audaz y valiente: el Apóstol del Padre.
Ella estuvo a tu lado en la pasión dándote fortaleza, valor y decisión.
Que tu Madre, Señor, nos exija mucho en el seguimiento de tu camino:
que cure nuestra debilidad y falta de valor sin ponernos paños calientes.
Bendice a la Junta de Gobierno,
Bendice a nuestros hermanos ancianos,
ayuda a nuestros hermanos enfermos,
sé Tú la riqueza de quienes viven en pobreza,
el aliento de los hermanos que viven apartados de Ti
y el premio de nuestros hermanos difuntos.
A Ti la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Tras este hermoso texto oracional, el Hermano Mayor le ofreció un presente de despedida de la Hermandad: una medalla de oro del Santísimo Cristo de la Caridad que refleja simbólicamente todos estos sentimientos mutuos de afecto y fraternidad arraigados en estos más de quince años de compartir la Fe y la devoción de los hermanos de Santa Marta junto a nuestros Titulares.
Por último, una agradable copa de confraternidad en nuestra Casa-Hermandad puso el broche final a esta memorable jornada de Santa Marta y con ella al curso cofrade 2012-13.