Ordenación sacerdotal de N.H.D. Marco Antonio Fernández Rodríguez

de septiembre
h.

El próximo sábado 29 de junio, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, nuestro hermano Diácono Rvdo. Don Marco Antonio Fernández Rodríguez recibirá la ordenación sacerdotal en la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, de manos del Excmo. y Rvdmo. D. Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla. LA ceremonia tendrá lugar a las seis de la tarde.

La primera misa solemne la celebrará este nuevo hermano sacerdote el domingo 30 de junio a las 21 horas en la Parroquia de Santiago el Mayor de Utrera.

Marco Antonio Fernández, natural de Utrera, ha desarrollado sus estudios eclesiásticos en el Centro de Estudios Teológicos y el Seminario Metropolitano de Sevilla. Pertenece a la Hermandad de Santa Marta desde 2006, realizando habitualmente la Estación de Penitencia con nuestra túnica nazarena, y asistiendo a nuestros cultos como seminarista y como diácono.

La Hermandad de Santa Marta se enorgullece al contar con un nuevo sacerdote entre sus hermanos, pidiendo al Santísimo Cristo de la Caridad que le ilumine en la nueva vida que comienza ahora como ministro del Señor y de su Iglesia.

Testimonio Vocacional

Marco Antonio Fernández Rodríguez

¿Cómo surge una vocación sacerdotal? Sin lugar a dudas de Dios. Pero también es cierto, que a esa “semilla” que Dios pone en el corazón del hombre, hay que dejarla crecer, cuidarla y prestarle la atención necesaria para que se desarrolle y de fruto.

Actualmente tengo 29 años y me encuentro en el tercer curso. Antes de mi ingreso en el Seminario trabajé en varios sitios, pero en el que más tiempo estuve fue en una empresa de construcción, ejerciendo como administrativo.

Con 26 años entendí claro lo que Dios me pedía, eso que hasta entonces no sabía exactamente que era. Después de mucho tiempo de búsqueda interior, tratando de aclarar lo que Dios pedía de mi, emprendí un rosario de actividades de voluntariado de diverso tipo, tratando ingenuamente de apagar esa sed; las más representativas fueron la animación a niños con cáncer, monitor en una asociación de alcohólicos y drogodependientes, ayuda en un orfanato de menores, colaborando en la Hermandad, etc., y todo en aras de encontrar mi sitio en este mundo; pero, sobre todo, huyendo de eso que Dios me pedía en lo más profundo de mi ser: aceptar la invitación a seguirle de cerca, esa invitación que hacía que sintiera una sed que no se apagaba con nada de lo que hacía.

Poco a poco, frecuentando el encuentro personal con el Señor en la Eucaristía, la oración y la dirección espiritual, fui viendo claro este camino al que Dios personalmente me llama, invitándome a estar con Él, y si de algo he de arrepentirme en esta vida, es de no haber prestado oídos antes a la invitación que Dios me ofertaba.

Cada uno recibe una llamada del Señor, para unos será el matrimonio, para otros la vida consagrada, otros verán su camino en el sacerdocio ministerial, otros siendo laicos en medio del mundo, pero todos podemos decir –como diría San Agustín- “nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti”.

(www.seminariometroplitano.org)