El jueves 20 de diciembre la Hermandad de Santa Marta acudirá a la Parroquia de Santa María Magdalena para lucrar el Jubileo del Santísimo Cristo del Calvario, concedido con motivo del 400 aniversario de dicha imagen.
Este día los hermanos de Santa Marta visitaremos la sede de la querida Hermandad del Santísimo Cristo del Calvario y Nuestra Señora de la Presentación, donde a las 20,45 horas se celebrará la Santa Misa ante el altar del Santísimo Cristo del Calvario, presidida por N. H. Rvdo. Sr. D. Antonio Vergara González, Pbro., con asistencia de miembros de ambas corporaciones.
El Año Jubilar del Santísimo Cristo del Calvario fue concedido por la Penitenciaría Apostólica el 9 de junio de 2011 a instancia de su Hermandad por la conmemoración del 400 aniversario de la hechura de la efigie del Santísimo Cristo del Calvario, y se inauguró solemnemente el pasado mes de enero de 2012. Será clausurado el domingo 30 de diciembre próximo, habiéndose registrado durante estos meses numerosas peregrinaciones y celebraciones en la Parroquia de Santa María Magdalena para ganar las indulgencias concedidas por la Santa Sede.
Cómo ganar la Indulgencia Plenaria del Año Jubilar
Se requiere recibir el Sacramento de la Penitencia y la Comunión eucarística, orar por las intenciones del Sumo Pontífice, y visitar devotamente la imagen del Santísimo Cristo del Calvario participando en alguna celebración sagrada comunitaria;
O BIEN: ante la misma imagen del Cristo del Calvario, durante un cierto espacio de tiempo practicar consideraciones piadosas, que han de concluirse con el rezo del Padre Nuestro, del Credo y de oraciones de Cristo Crucificado y de la Virgen María Dolorosa.
ADEMÁS: Todos los fieles, incluso muchas veces al día, podrán ganar Indulgencia parcial, si al menos con corazón contrito, se ocuparen piadosamente en las obras de misericordia, de penitencia o evangelización propuestas por el Excelentísimo Sr. Arzobispo de Sevilla.
El Sr. Arzobispo indica: La visita a un enfermo por amor a Dios, la limosna a los pobres, las mortificaciones corporales, la oración al Señor por las vocaciones o por las misiones y los misioneros.
Qué es un Año Jubilar
Un año especialmente dedicado al perdón de los pecados y la remisión de sus penas, cuyo completo significado se entiende desde la asimilación de tres actitudes cristianas: la asunción de que somos pecadores, el arrepentimiento por las ofensas hechas a Dios y a nuestros hermanos y la confesión de nuestras faltas sintiendo verdaderamente que Dios nos perdona.
Él nos brinda su misericordia, su bondad, su perdón. Porque conocido nuestro dolor y confesados nuestros pecados, perdona nuestra culpa y nuestra pena y el castigo merecido por ellas. A esto se le llama INDULGENCIA PLENARIA, que se consigue con el JUBILEO; una vez conseguida, es igual a un comenzar de nuevo, con el pasado perdonado y olvidado.
El don de la INDULGENCIA revela la plenitud de la misericordia de Dios, que se expresa principalmente en el sacramento de la penitencia y la reconciliación. Esta práctica antigua, de la que ha habido malentendidos históricos, debe ser entendida y aceptada así.
Es una realidad teológica que todavía sigue vigente en la Iglesia y que está estrechamente ligada, como hemos dicho anteriormente, a los efectos del sacramento de la penitencia.
Para explicarlo de un modo sencillo se podría decir que el pecado conlleva como consecuencia una herida en la persona (pena eterna) que una vez curada (por el sacramento de la penitencia) ya no tiene capacidad para hacer daño a esa persona, pero sucede que después de la herida queda la cicatriz (pena temporal), que puede ser quitada o borrada del todo mediante el ejercicio de obras de piedad o ganando la Indulgencia Plenaria.
“Las indulgencias se obtienen por la Iglesia que, en virtud del poder de atar y desatar que le fue concedido por Cristo Jesús, interviene a favor de un cristiano y le abre el tesoro de los méritos de Cristo y de los Santos para obtener del Padre de la misericordia la remisión de las penas temporales debidas, por sus pecados.” (cf Indulgentiarum doctrina, 8; Concilio. de Trento: DS 1835).
Es difícil alcanzar a comprender la grandeza de lo que nos espera. La bendita Imagen de nuestro Cristo, abiertos sus brazos en la cruz, en ese abrazo que desde hace 400 años refleja de forma hermosísima, la misericordia infinita de Dios sobre su pueblo, es la mejor imagen posible del tiempo de gracia que se abre ante nosotros el próximo 2012. Un tiempo para la reflexión, para la acogida fraterna, para crecer en la fe, personal y comunitariamente.
En Dios confiamos, a Él le pedimos, a través de nuestro Cristo del Calvario que esta semilla, sembrada cuatro siglos atrás siga fructificando, y que esta celebración jubilar sea un tiempo propicio para la alegría, la renovación interior y la reconciliación.
“Nos espera un tiempo de fiesta, de alegría espiritual, porque son muchos los dones recibidos durante tantos años de devoción, pero más aún han de ser las gracias que esperamos de nuestra conmemoración, de esta oportunidad que el Señor nos ofrece para celebrarle, porque Él ha estado grande con nosotros y continua estándolo también ahora.”(Informe para el Año Jubilar)
(Boletín Hermandad del Calvario nº 112, noviembre 2011)