Desde que el 25 de enero de 1959 el recién elegido Papa con el nombre de Juan XXIII anunció a un pequeño grupo la convocatoria de un concilio universal, prácticamente nadie imaginaba que llegaría a ser uno de los acontecimientos capitales de la historia del siglo XX.
El anciano Papa de 77 años tuvo claro desde el principio la necesidad de incorporar la Iglesia católica a la modernidad. Para ello resultaba imprescindible romper con inercias, renovar estructuras y favorecer un clima de diálogo entre los católicos, los cristianos y los hombres de buena voluntad. Para sorpresa de todos, tal utopía se puso en marcha inexorablemente.
El concilio, iniciado en 1962 y concluido en 1965, tuvo cuatro periodos de sesiones, cientos de reuniones de muy distinto nivel, miles de diálogos y encuentros, más de dos mil participantes en el aula y varios miles de peritos, colaboradores y periodistas fuera de ella. Nunca antes los medios de comunicación habían seguido tan de cerca un acontecimiento de estas características ni su cobertura había sido planetaria. Cuando el 8 de diciembre de 1965 se clausuraba solemnemente el concilio en la basílica de San Pedro, ya nada iba a ser igual. Iglesia, sociedad, política y cultura habían sido tocadas en menor o mayor medida, por un acontecimiento renovador.
[Contraportada de la obra
Breve historia del Concilio Vaticano II (1959-1965)
de Giuseppe Alberigo. Ed. Sígueme]
Aula de Formación Permanente
Ciclo Formativo
Actualidad del Concilio Vaticano II
(Tras más de cuatro décadas)
Ponente: D. José Mª Garrido Luceño
Doctor en Filosofía y Antropología.
Profesor emérito de Filosofía en el Centro de Estudios Teológicos
Viernes 14 enero 2011 – 20,30 horas
La tarea de evangelizar en el mundo moderno
Viernes 28 enero 2011 – 20,30 horas
La Iglesia en sí y frente a la modernidad
Viernes 11 febrero 2011 – 20,30 horas
Un agitado posconcilio y un futuro abierto a la esperanza