La ciencia y la fe brillaron a gran altura en nuestro ciclo “Cristianismo y Sociedad” el martes 14 de mayo de la mano de Margarita Paneque, doctora en Químicas, profesora de investigación del CSIC y delegada institucional de este organismo en Andalucía y Extremadura, así como cristiana comprometida, que vive su fe en el seno de una comunidad seglar claretiana.
La doctora Paneque, eminente científica sevillana, comenzó preguntándose si la ciencia lo explica todo, si llega a afrontar las preguntas básicas de cualquier civilización: ¿de dónde venimos?, qué ocurre tras el fin de la vida en la tierra…, aludiendo a cuestiones candentes como la teoría evolucionista, basada en el caos, el azar y la necesidad, junto a su visión personal de descubrir a Dios en la complejidad del mundo creado.
A juicio de la ponente, se puede superar la dicotomía evolucionismo – creacionismo, con una visión integral de la creación, existiendo, a su juicio, una noción de finalidad más allá del mero azar, llegando a afirmar que “Dios crea en la evolución”.
Ciencia y religión son territorios autónomos pero no independientes
Mientras reivindicaba un acercamiento del mundo científico a Dios, también afirmó que la teología necesita reformular la imagen que ofrece de Dios y su obra. Para ello es preciso leer la Biblia desde el evangelio, partiendo siempre del proyecto de humanización del mundo que trae Jesús, e insistiendo que la figura de Jesús es clave para el entendimiento de la Biblia y la religión cristiana. “La ciencia es el instrumento que utiliza Dios para llevar a cabo su plan de acción, para construir su creación, y los científicos somos sus instrumentos”, recapituló Margarita Paneque.
Insistió en que ambas disciplinas pueden convivir, citando párrafos de la encíclica Fides et ratio (1998) de San Juan Pablo II. Ciencia y religión son territorios autónomos pero no independientes. Siempre hay y habrá conflictos de frontera, pero es necesario tender puentes desde ambos lados, ya que el diálogo enriquece a las partes, concluyendo la magnífica conferencia con una frase del teólogo y científico jesuita Teilhard De Chardin que apostaba sobre la “adoración del hacia arriba y la fe del hacia adelante”.