La centralidad de la vida cristiana en las Hermandades y el llevar a Cristo a los hermanos, ejes de la conferencia de D. Marcelino Manzano.
El Aula de Formación Permanente se vio honrada el martes 19 de noviembre con la presencia de D. Marcelino Manzano, Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías, que pronunció una conferencia bajo el título “Pueblo de Dios en salida. Iglesia misionera”.
El ponente destacó que “este año las orientaciones diocesanas insisten en potenciar el servicio evangelizador de la piedad popular”, afirmando que los cofrades “no podemos quedarnos tranquilos en nuestros templos, sino que tenemos que salir hacia el hermano”. Es urgente, pues, llevar el evangelio a quien no conoce a Jesucristo, apostillando que “nos apremia el amor de Cristo” -palabras que constituyen el lema de nuestra Hermandad-, con la frase paulina: “ay de mí si no evangelizare”.
“la caridad más principal, en estos momentos, es dar a conocer a Jesucristo”
Los cofrade presumimos de nuestra caridad, de nuestras obras sociales. Don Marcelino aclaró que “la caridad más principal, en estos momentos, es dar a conocer a Jesucristo”. La misión forma parte de la caridad, acompañar con el testimonio de la vida al mensaje evangélico es una prioridad en la actualidad para las Hermandades y para toda la Iglesia.
En este contexto de urgencia de una misión nacional figura el próximo Congreso de Laicos que se celebrará el mes de febrero en Madrid. Para prepararlo se ha llevado a cabo la fase diocesana, mediante un cuestionario que ha recogido las inquietudes personales o comunitarias de los laicos, que son el 98% de la Iglesia. Los objetivos de este Congreso son el escuchar la voz de los laicos y el crear en estos la conciencia de su vocación, que parte de bautismo y nos hace tender a ser santos. “Ser anuncio de Jesucristo hacia lugares alejados, y llevar a cabo todo esto “con alegría y con esperanza”. En definitiva, hacer visible la realidad de los laicos.
La sinodalidad es la principal característica de la Iglesia del III milenio según el papa Francisco, lo que nos tiene que llevar a los laicos a participar en su vida, analizando y discerniendo su realidad, y a los pastores a escuchar a los fieles, y llegar a una mutua cultura del encuentro.
También se refirió el ponente a la carta de inicio de este curso de nuestro Arzobispo, en la que se valora la piedad popular y a las Hermandades y se estimula una “Iglesia en salida”. ¿Como llevar esto a cabo? Pues “partiendo de momentos de intimidad en oración que cada Hermandad ofrece, siendo “verdaderos amigos de Dios”.
Las Hermandades deben ser lugares de encuentro personal con Jesucristo, viviendo las reglas de cada una, que conduzcan a un encuentro con Cristo, realizando iniciativas que lleven la presencia de Cristo a las periferias, entendida como personas alejadas, a los pobres, a los jóvenes. En conclusión, “haciendo de la Hermandad escuela de santidad y de vida cristiana, y algo más que un ente social o cultural, retomando el espíritu de los fundadores”.
“El cofrade en cuanto cristiano cualificado está llamado a la oración, a los sacramentos y al culto público en nombre de la iglesia, y tiene un mayor compromiso que otros laicos, lo que debe llevar a hacer un pulmón de fe y vida cristiana en la Hermandad”. Siendo evangelizadores, no solo con las imágenes, pues las imágenes no bastan para una actividad misionera, sino que deben conmover a los hermanos a testimoniar a Jesucristo.
Concluyó Don Marcelino con una frase que resume la misión tan seria a la que estamos llamados en las Hermandades: “La caridad es anunciar el nombre de Jesucristo, haciendo las cosas bien, siendo amigos de Dios. Las Hermandades también hablan por dentro, son fragua de santidad”.