Vivir la Pascua en la Hermandad

N.H.D. Isidro Gonzalez
Isidro González Suárez
 

Nos encontramos en Pascua de Resurrección, donde resplandece la luz brillante de Cristo, centro y culmen del todo el año cristiano que debemos vivir con intensidad tanto personal como comunitariamente. La Pascua nos lleva a ser testigos de Cristo resucitado cada día, en nuestra familia, nuestro trabajo, nuestra ciudad, nuestra Hermandad.

En Santa Marta comenzamos a sentir nuestra Pascua el Lunes Santo, en que tras una hermosa e intensa Cuaresma, el Cordero inmolado de San Andrés se nos mostraba amorosa y bellamente entregado tras su sacrificio, yendo camino del Sepulcro para convertirse en Vida nacida de la tumba. Sabéis que, a pesar de no haber podido efectuar nuestra Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, los momentos vividos el pasado Lunes Santo estuvieron tan llenos de religiosidad y devoción y plenos del más genuino sentido de Hermandad, que nos hicieron abandonar el templo con la sensación del deber cumplido; de haber efectuado, un año más, de otro modo quizás, la estación penitencial. Por ello, además de expresar mi satisfacción por cómo se desarrolló este día tan principal para nosotros, me gustaría llevar a todos y cada uno de los hermanos nazarenos un mensaje de felicitación en nombre propio y de la Junta de Gobierno por el ejemplar comportamiento y el admirable recogimiento manifestado durante la celebración del acto penitencial en San Andrés.

Continúa nuestra Pascua, «el paso del Señor», el Jueves Santo -pórtico del Triduo Sacro-, que en San Andrés celebramos con la dignidad y solemnidad propia de una antigua Hermandad Sacramental. Este año hemos revivido bellamente de nuevo a través de los signos de la celebración de la Cena del Señor, tan bien cuidada y organizada, del admirable Monumento, que llamaba a la oración interior, y de la asistencia y participación de muchos hermanos, esta intensa jornada de espiritualidad eucarística –Día del Amor Fraterno-, que nos adentró en la noche misma de la Pasión.

Tras la Semana Santa, el martes de la octava de Pascua reanudamos nuestro culto semanal, cita fiel y constante de los hermanos ante nuestros Sagrados Titulares, con la emotiva oración de Pascua dirigida por nuestro Director Espiritual al Santísimo Cristo de la Caridad. El culto de los martes, no me cansaré de repetirlo, debe convocarnos a todos los hermanos de Santa Marta, mayores y jóvenes, antiguos y modernos, porque de él vivimos semana tras semana, y de este encuentro espiritual y fraternal al mismo tiempo, nacen y crecen proyectos, tareas y vinculaciones con las distintas actividades que llevamos a cabo en la Hermandad.

El tiempo pascual ocupa siete semanas, desde Resurrección a Pentecostés, que la liturgia recomienda celebrarlas con alegría y exultación, como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como «un gran domingo». Nuestra Hermandad, desde hace años, lo conmemora con una solemnidad especial alrededor de Nuestra Señora de las Penas, la Madre de Resucitado. Los cultos a la Santísima Virgen son la fiesta de Pascua de la Hermandad, y como tal debemos vivirlos. Días de fervor mariano, de acercamiento a su altar como hijos todos unidos ante nuestra Madre del Cielo. Es nuestra Madre de las Penas la que nos llama a todos los hermanos, con independencia de nuestra condición: niños, jóvenes, acólitos, nazarenos, diputados, hermanos beneméritos o desconocidos, miembros de Junta actual o anteriores…, al Triduo y a la Función solemne, que este año celebraremos el domingo de la Ascensión, donde, además de tener el Acto de Entrega a María prescrito en las Reglas, honraremos a los hermanos que cumplen XXV años en nuestra corporación.

El colofón o fruto más espléndido de la Pascua de Jesús es el sacramento de la Eucaristía. Y así como celebramos el Jueves Santo su Institución, tras las fiestas pascuales y como prolongación de la gloria del Señor, la solemnidad del Santísimo Corpus Christi es otro momento que nos llama a honrar y profundizar, cada vez más, en el misterio de la Eucaristía, fiesta de la Resurrección. Como Hermandad Sacramental de San Andrés tenemos ante nosotros citas litúrgicas de siempre a las que dotar de un vigor nuevo de participación y de espiritualidad, con la vista puesta en 2014 en que conmemoraremos el V centenario de nuestra Hermandad Sacramental, efeméride que nos obliga desde ahora a robustecer el testimonio personal y como Hermandad de nuestra filiación eucarística.

El curso de los meses proseguirá y el eco de la Resurrección de Jesús se nos presentará, por último, en la gloria de Dios reflejada en los santos. Al venerarlos la Iglesia proclama el triunfo pascual, cumplido en ellos los primeros. Así, la festividad, entrañable y familiar, de nuestra amada Santa Marta el 29 de julio, que este año coincide en domingo, recuerdo semanal de la Pascua, será –Dios mediante– la mejor clausura de un curso más lleno de vida cofrade, devoción, culto, caridad y formación cristiana en la Hermandad de Santa Marta. Laus Deo.