¿Por qué buscáis entre los muerto al que vive?. No está aquí. Resucitó
La Resurrección del Señor, tras su Pasión y Muerte, es el fundamento de nuestra fe. Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe, les decía Pablo a los Corintios. Es la culminación de su mensaje, el cumplimiento de sus promesas y la prueba fehaciente de su divinidad.
La Resurrección del Señor es motivo de profunda alegría entre los cristianos y por ello, desde este boletín, quiero felicitar la Pascua de Resurrección a todos los hermanos de la Hermandad Sacramental de Santa Marta y exhortarlos a vivir el tiempo pascual con toda la intensidad que esta conmemoración requiere.
Nos decía Carlos Colón en su conferencia sobre "El poder de las Imágenes", que nuestro Cristo, el Santísimo Cristo de la Caridad, aunque iconográficamente represente a un Cristo muerto en su Traslado al Sepulcro, conceptualmente, como todas las imágenes yacentes de Cristo, representa a un Cristo Vivo. Los hermanos de Santa Marta y los devotos, cuando nos dirigimos orantes al Señor de la Caridad, Io hacemos a un Cristo Vivo, pues cómo se puede rezar, decía, a un Cristo muerto. Esta es la grandeza de la Resurrección, el motivo de alegría de los cristianos ante su conmemoración y uno de los misterios de nuestras imágenes pasionales.
Es buen momento para recordar el carácter Sacramental de la Hermandad. Recordemos que nuestro primer titular es el Santísimo Sacramento, Cr¡sto Resucitado y Triunfante, al que tenemos realmente presente en el Sagrario todos los días del año y al que la Hermandad rinde culto semanal los martes.
En este primer boletín tras la Semana Santa, no puedo por menos que mostrar mi satisfacción por la magnifica Estación de Penitencia que realizamos el pasado Lunes Santo. Antes de iniciarla me dirigí a los hermanos nazarenos y brevemente, porque no era momento de grandes discursos, intenté trasmitirles dos ideas fundamentales: que la Estación de Penitencia es un acto de culto público, uno de los fines fundamentales de nuestra Hermandad, y que la seriedad, el orden, la compostura y el discurrir impecable de nuestra Cofradía, forman parte de nuestro más preciado patrimonio inmaterial y todos los que participamos en el cortejo tenemos la ineludible obligación de conservarlo. Ahora, a tiempo pasado, tengo que agradeceros a todos vuestro comportamiento y vuestra colaboración.
También quisiera transmitiros a todos aquellos hermanos que, por razones de edad, enfermedad, o cualquier otra circunstancia personal, os fue imposible realizar la Estación de Penitencia, que os tuvimos presentes en todo momento y que yo, el Hermano Mayor, me acordé personalmente de todos y cada uno de los hermanos de los que tenía conocimiento que estaban en tales circunstancias y los encomendé al Santísimo Cristo de la Caridad, a Nuestra Señora de las Penas y a Santa Marta.
Qué emotiva fue, hermanos, la salida de la Cofradía. Los nazarenos en sus puestos, llenando el templo de San Andrés, cubiertos y con los cirios encendidos, y al fondo tras un bosque de capirotes y luces, el Paso, majestuoso. Nuestra Cofradía saliendo a la calle mientras el coro entonaba cantos pasionales. Realmente impresionante.
Qué emotiva fue, hermanos, la salida de la Cofradía. Los nazarenos en sus puestos, llenando el templo de San Andrés, cubiertos y con los cirios encendidos, y al fondo tras un bosque de capirotes y luces, el Paso, majestuoso
Cómo discurrió la Cofradía en la calle, ordenada, compacta, silente, acompasado el subir y bajar de cirios, impecable el cuerpo de acólitos y tras ellos el Paso, qué maravilla de Paso, y tengo entendido, obviamente no lo ví, que ha andado de fábula. Tras el Paso, un dignísimo cortejo del Preste y detrás las interminables filas de penitentes con cruces, cerrando la Cofradía.
Y a la entrada, la compostura de los hermanos nazarenos fue digna de encomio. Tras la llegada del último nazareno y el cierre de la puerta, ya en casa de vuelta, qué emotivo fue también el momento de descubrirse, anunciado y simultáneo. Y con luz tenue, pero suficiente para que los hermanos pudieran verla, la ultima chicotá del paso en el interior del templo. Al término, las preces por nuestros hermanos difuntos y el desalojo ordenado del templo. Creo que podemos estar satisfechos.
Satisfechos estamos igualmente por la celebración de los Oficios de Semana Santa y en particular de la Misa de la Cena del Señor, oficiada el Jueves Santo, culto de regla, que celebramos con la dignidad y asistencia propias de una Hermandad Sacramental.
Pero ya ha pasado, hermanos, la Semana Santa. Como decía al principio, ya estamos en Tiempo Pascual, y con él retoma la vida ordinaria de la Hermandad. Ya están organizados los Cultos de mayo en honor de la Santísima Virgen de las Penas y los Cultos de junio en honor del Santísimo Sacramento. Ya está programado el cierre del Plan de Formación (Aula de Formación Permanente y Ciclo Cristianismo y Sociedad) para el presente curso, de cuyos actos se da noticia en el presente boletín y en nuestra página web. Vuelve el culto habitual de los martes y la convivencia cotidiana en la Casa-Hermandad.
Tras la Semana Santa, tal como estaba previsto, la Junta de Gobierno retoma algunos de los proyectos programados: Se acometerá la restauración del Sine Iabe Concepta y del Palio Sacramental y se terminará la Bandera de Santa Marta. Tal como se aprobó en Cabildo General, tras el Triduo de la Virgen, se procederá a la restauración de Ia imagen del Santísimo Cristo de la Caridad. Iniciaremos el proceso de revisión de las Reglas de la Hermandad, habiéndose nombrado en el último Cabildo de Oficiales una Comisión a tal efecto. Se abrirá en el seno de la Hermandad el debate sobre la ubicación y altares definitivos de nuestros sagrados titulares en la Iglesia de San Andrés, y como esto es un proyecto a largo plazo, que con toda seguridad agotará el mandato de esta Junta de Gobierno, se está trabajando en un proyecto de adecuación "provisional" de nuestra Capilla para que, hasta tanto se culmine el proyecto último, nuestros sagrados titulares queden "definitivamente" expuestos al culto, con la mayor dignidad posible. Como veis, hermanos, la Hermandad Sacramental de Santa Marta no termina, ni mucho menos, el Lunes Santo. La Hermandad, al igual que Cristo, sigue viva, y yo, desde estas líneas, hago un llamamiento a todos los hermanos, un llamamiento a Ia participación en los cultos, en la convivencia, y en los proyectos de la Hermandad, en la convicción más absoluta de que todo esto sin vosotros carece de sentido. Es por ello que la participación de los hermanos en la vida cotidiana de la Hermandad es el primer y más importante objetivo de esta Junta de Gobierno.