No nos dejes caer en la tentación
Cuando este boletín lo tengas en tus manos estará muy cerca el comienzo de la Cuaresma y aunque con todas las precauciones (que serán pocas), nos dispondremos a retomar aquello que dejamos a medio hacer en 2020: vivir la Cuaresma intensamente, poder efectuar nuestra estación de penitencia el Lunes Santo y celebrar los misterios pascuales como la gran fiesta de la Iglesia.
Dentro de este periodo, nuestra Hermandad celebra “quizás” los actos y cultos más importantes del calendario, comenzando por el primer domingo de Cuaresma, día en que celebramos la Función Principal de Instituto que, junto con el Lunes Santo, es el gran día de nuestra Hermandad. Y con ello nos adentraremos en este periodo Cuaresmal, que aunque la pandemia no lo suprimió del tiempo litúrgico, si coartó y obstaculizó la presencia de hermanos en los últimos dos años.
Así que, como si de un punto y seguido se tratara, empecemos a disfrutar de este tiempo a la luz de la Palabra de este primer domingo de Cuaresma donde oiremos el Evangelio de San Lucas, que nos hablará de las tentaciones. En el mismo relato, en el evangelio de San Marcos, la escena sucede después de haber sido Jesús bautizado por Juan en el Jordán, punto cercano al desierto de Judea.
Allí en el desierto fue el lugar donde Dios llevó a su pueblo para preservarlo de los enemigos, pero también fue el lugar donde el pueblo de Israel se dio cuenta que no podía vivir sin Dios, como tú o como yo, como tanta gente se da cuenta por estos tiempos que vivimos. Por eso Jesucristo hace este gesto de ir al desierto donde va a verse tentado por el diablo.
Y es que sin tentación no hay libertad. Si no fuera porque somos tentados, por qué Jesucristo fue tentado, no podríamos descubrir que el hombre es libre. Y ¿en qué consiste la libertad? En la posibilidad del hombre para elegir el bien o el mal. Si no pudiéramos afrontar la tentación, le quitaríamos al hombre una realidad de libertad, y sin ella no seríamos humanos completamente.
Tentaciones de Cristo (Boticcelli)
La tentación es indispensable para realizar nuestro ser y sentir como persona. Necesitamos de Dios para vernos libres de caer en la tentación de negarlo. Los humanos nos creemos capaces de vivir sin Dios, de organizar nuestra existencia, de evitar sufrimientos, de adquirir bienes económicos que nos permitan hacer lo que queramos. Esta es la gran tentación que tenemos todos, todos los días, ante el desierto de la existencia humana. En nuestro paso por este mundo, necesitamos de Jesucristo, necesitamos de Dios para poder realizar aquello para lo que estamos predestinados, que no es otra cosa que amar para hacer el bien sabiendo que somos tentados a no hacerlo.
Ya dice el Padrenuestro cuando rezamos en esta libertad del hombre “no nos dejes caer en la tentación”, pues queremos la presencia de Dios en nuestras vidas.
Así cuando estemos en nuestra Función Principal de Instituto, en ese primer domingo de Cuaresma, tenemos la oportunidad, cuando profesemos nuestra fe, de pedirle a Dios que nos haga ver que no somos Dios y que lo necesitamos para morir con Él y resucitar con Él durante todo este recorrido de cuarenta días.
Pidamos a Dios que nos haga ver que lo necesitamos para morir con Él y resucitar con Él.
Se nos avecinan unas excepcionales circunstancias, como organizar la Estación de Penitencia de este año. Desde estas líneas, os ruego comprensión y ayuda a todos los hermanos, ya que habrá cambios significativos desde el reparto de papeletas de sitio hasta la propia organización de la cofradía. Estad seguro que, más allá de los aciertos y de los desaciertos que podamos tener, operaremos con sentido común, sensatez y buscando el bien y la seguridad de todos los hermanos que participen. En este boletín encontraréis detallada información de todo lo concerniente a la organización de nuestra cofradía.
Quiero animaros a asistir a los cultos de nuestra hermandad. Ya sabéis que todos los martes nos reunimos en torno al Santísimo Sacramento con la tradicional oración a Santa Marta y la Salve Regina en honor de Nuestra Señora de las Penas. Este precioso culto, que tiene sus orígenes en la fundación de la Hermandad, es el momento semanal que hace seguir día a día la vida de nuestra corporación. Así también os animo a asistir a los cultos cuaresmales: El Quinario, el Vía Crucis,la Meditación, los actos formativos y los Santos Oficios así como la Vigilia Pascual que celebraremos en nuestra parroquia. Además, te animo a tu asistencia a los actos formativos que hemos preparado para este curso, al grupo de oración y, si eres joven, a la dinámica de la diputación de juventud donde seguro encontrarás buenas personas y hermanos con quien compartir tu fe.
Por último, quiero informaros que estamos como nuestra titular Santa Marta: inquietos, y atareados; en un año especial donde vislumbrando en el horizonte el final del mandato de esta Junta de Gobierno queremos dejar efectuado todo a lo que nos comprometimos en su día, y aunque en muchos casos no dependa directamente de nosotros y si de la tediosa burocracia que nos cautiva, estamos a punto de que muchos proyectos cristalicen de una vez por todas. Al cierre de la edición de este boletín, tras conseguir la licencia municipal de obras y las autorizaciones pertinente de Patrimonio, solo queda que el Arzobispado dé su autorización para el comienzo de las obras del futuro colombario. Se sigue ejecutando el nuevo mobiliario para la capilla. Se está realizando la nueva insignia de la bandera de Tierra Santa que, si Dios quiere, se estrenará el próximo Lunes Santo. Estamos a la espera de la resolución de la Junta de Andalucía para obtener la subvención para la restauración del retablo de la Capilla Sacramental. Seguimos con múltiples proyectos de caridad con el mismo anhelo y desvelo en atender a nuestros hermanos que más lo necesitan.
Siento incertidumbre al desearos una feliz estación de penitencia y que vivamos una santa Cuaresma, pues la falta de costumbre, los miedos y temores y las tentaciones de las que hablaba al principio, me hace tener el corazón más de piedra que de carne. Depositemos toda nuestra esperanza, ilusión y convencimiento ante el Santísimo Cristo de la Caridad, Nuestra Señora de las Penas y Santa Marta, en la seguridad de que Ellos siempre están con nosotros y nunca nos abandonan.