La Hermandad del siglo XXI
Apenas tres meses han transcurrido desde la Toma de Posesión de esta nueva Junta de Gobierno. Con toda la ilusión del mundo y consciente de la responsabilidad contraída, hemos empezado a caminar, firmemente comprometidos con la consecución de los fines de la Hermandad y del programa trazado.
Esta Junta de Gobierno se comprometió a construir la Hermandad del siglo XXI, abriéndonos a los nuevos tiempos de la Iglesia, conservando las raíces y lo esencial de la hermandad de Santa Marta. Ha llegado el momento de poner esto en práctica, de hacer que estas palabras sean algo más que una frase programática y se conviertan en una realidad llena de contenido.
La Iglesia actual, de la que somos parte integrante, es una iglesia ecuménica, formada, solidaria y comprometida con la sociedad y con los problemas de su tiempo.
El ecumenismo, para nosotros, es sentirnos unidos a la Iglesia en su vocación de unión con los hermanos cristianos de otras confesiones religiosas; y poco más podemos hacer, y no es poco, que ser conscientes de ello y orar, privada y públicamente, con el resto de la Iglesia, para la consecución de este fin, poniendo toda la esperanza “en la oración de Cristo por la Iglesia, en el amor del Padre para con nosotros y en el poder del Espíritu Santo” (Del Catecismo de la Iglesia Católica).
Si importante es llevar el mensaje de Cristo a los que no lo conocen, se hace prioritario en la Iglesia de hoy, la reevangelización de los cristianos. Difícilmente se puede vivir en la Fe de la Iglesia Católica, sin conocer sus principios, sus fundamentos, su dogma, su historia, su liturgia, sus preceptos morales. La Iglesia actual tiene necesariamente que ser una Iglesia formada. Contribuir a ello es misión inexcusable de todas y cada una de las asociaciones incardinadas en el seno de la Iglesia.
Consciente de ello, la Junta de Gobierno ha puesto en marcha el Programa de Formación, que se está desarrollando en dos vertientes: Por un lado, el Aula de Formación Permanente, que tiene por objeto profundizar en el conocimiento de la Fe que profesamos y de la Iglesia a la que pertenecemos; para ello se tratan cuatro áreas temáticas: Antiguo Testamento, Nuevo Testamento, Historia de la Iglesia y Liturgia. Hasta ahora, se han llevado a cabo dos sesiones de Liturgia y una de Antiguo Testamento, estando programadas para el presente año dos sesiones sobre Nuevo Testamento y otras dos sobre Historia de la Iglesia. Se continuará con el programa en los próximos años. Por otro lado, el Ciclo “Cristianismo y Sociedad”, foro de debate, donde se tratan temas de actualidad a la luz del Evangelio, dentro del cual hemos tenido la mesa redonda sobre la Ley Orgánica de Educación (LOE); la conferencia “En el principio fue la luz” pronunciada por el profesor Losada Villasante; y la dictada por Amalia Gómez, “La dimensión social de la Fe cristiana”; estando programada para el próximo 17 de marzo otra bajo el título “El poder de las imágenes” a cargo de Carlos Colón Perales.
Los nuevos tiempos de la Iglesia exigen una Iglesia solidaria, comprometida con la sociedad y con los problemas de su tiempo. No en vano, la ultima encíclica papal, primera del nuevo Pontífice Benedicto XVI, lleva por título “Deus charitas est” y trata sobre el amor cristiano; y en ella, hace el Papa expresa referencia a las palabras de San Pablo “Charitas Christi urget nos”, lema de nuestra Hermandad.
Los nuevos tiempos de la Iglesia exigen una Iglesia solidaria, comprometida con la sociedad y con los problemas de su tiempo
Son muchas, hermanos, las miserias de nuestro tiempo: enormes diferencias sociales que generan pobreza, violencia, drogadicción, delincuencia, niños y ancianos desasistidos. Miremos cualquier ciudad del mundo y en todas encontraremos grandes bolsas marginales, pero no es necesario salir de nuestra ciudad para encontrar la miseria, también en Sevilla hay grandes bolsas marginales y no necesariamente en barrios periféricos, existen en el mismo centro de la ciudad, la vemos a diario en el entorno próximo de nuestra sede. Ni la Hermandad como institución ni sus hermanos, personalmente, podemos permanecer impasibles ante ello. En los tres primeros meses de esta Junta de Gobierno se están llevado a cabo el “Taller de Memoria” y el “Taller de Autoestima”, programados por la anterior Junta de Gobierno y ambos dirigidos a personas mayores; se ha participado en la Acción Social Conjunta de las Hermandades del Lunes Santo, este año dirigida a colaborar con el “Centro de Estimulación Precoz” de la Hermandad del Buen Fin; se ha contactado con las Hermanas del Pozo Santo para ofrecerles nuestra colaboración y nuestra ayuda; al igual que con Caritas Parroquial; y se están atendiendo las demandas de ayuda de los hermanos necesitados. Todo esto, es el día a día de la Diputación de Caridad, lo que llamamos en nuestro programa Asistencia Social de Primeras Necesidades, pero en el marco de la Fundación Santa Marta tenemos el compromiso de implantar un Proyecto de Acción Social, estable y continuado, estando programado para este primer año, el análisis de necesidades y recursos, las conclusiones y el diseño de la Acción Social a desarrollar. Para ambas cosas, la Asistencia Social de Primeras Necesidades y el Proyecto de Acción Social, necesitamos la colaboración de los hermanos, a nivel económico; a nivel de recursos materiales, no económicos; a nivel de voluntariado; y a nivel de ideas.
Estar abiertos a los nuevos tiempos de la Iglesia no es, en absoluto, incompatible con las raíces y lo esencial de la Hermandad. Somos una asociación pública de fieles en el seno de la Iglesia, pero no una asociación cualquiera, todas ellas respetables, somos una Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos y nuestro “fin general es la gloria de Dios, realizando obras de culto público, de piedad y de caridad” (Regla 2ª). Conservar nuestras raíces es conservar nuestros cultos, nuestras formas y nuestro patrimonio, material e inmaterial: nuestras imágenes, nuestros enseres, nuestros inmuebles, nuestros archivos, nuestros recuerdos, nuestra historia y nuestra idiosincrasia, lo que nos hace que seamos una Hermandad Sacramental y de Penitencia, y no otro tipo de asociación religiosa, lo que nos hace que seamos la Hermandad de Santa Marta y no otra Hermandad, y todo esto, hay que mantenerlo para no perder nuestra identidad.
En lo que se refiere a conservación patrimonial, se ha inventariado y se está haciendo un diagnostico de nuestros enseres de culto para acometer ordenadamente, según prioridades y posibilidades económicas, las restauraciones que procedan. El próximo día 14 de marzo en Cabildo General Extraordinario se tratará sobre la restauración de la Imagen del Santísimo Cristo de la Caridad. Y en cuanto transcurra la Semana Santa afrontaremos la adecuación definitiva de la Capilla de la Hermandad en el Templo de San Andrés y la ubicación, con la mayor dignidad, de nuestros Sagrados Titulares.
Para rememorar nuestra historia, se ha programado una mesa redonda y posterior convivencia, con la participación de nuestros hermanos más antiguos, algunos de ellos, fundadores de la Hermandad, para que nos cuenten de viva voz los orígenes y primeros años de la Hermandad. Y pensando en el futuro, se ha convocado una asamblea de hermanos jóvenes, para conocer sus inquietudes y tratar de acercarlos e integrarlos cada vez más en la Hermandad.
Y ya mismo, nos adentramos en nuestros Cultos cuaresmales, preparados también con esmero y a los que expresamente os invito a asistir, el reparto de papeletas de sitio y la celebración de una nueva Semana Santa, con nuestra Estación de Penitencia y el Triduo Pascual de la Parroquia de San Andrés.
Solo he comentado algunas de las cosas que se están haciendo y que se van a hacer. Nada he dicho, por cotidiano, del trabajo constante que se está desarrollando en Secretaría, Mayordomía y Priostía. Como veréis, la actividad y el quehacer en la Hermandad es muy amplio. Como decía al principio, la Junta de Gobierno está trabajando con toda la ilusión del mundo. Solo os pedimos, y yo personalmente os solicito como Hermano Mayor, la colaboración en la medida de vuestras posibilidades y la participación y asistencia a los cultos y demás actividades programadas.