La fuerza evangelizadora de la piedad popular
Cuando este boletín llegue a vuestros hogares estaremos entrando en el tiempo litúrgico de la Cuaresma.
Siendo tiempo de ilusión para todos los cofrades como antesala de la Semana Grande en nuestras hermandades, la Cuaresma debe suponer también, como preparación de la Pascua, un tiempo de renovación y de conversión personal para participar en la fiesta más grande del año y fundamento de nuestra fe: el Domingo de la Resurrección del Señor.
Decía San Juan Pablo II, en la homilía que pronunció en la celebración de la Palabra que presidió el Miércoles de Ceniza, que “la Cuaresma es un momento de entrenamiento espiritual y de servicio a los hermanos”.
Y así debemos entenderlo en la hermandad de Santa Marta. Acostumbrados al espíritu de servicio que caracterizó la vida de nuestra titular, debemos tenerla como ejemplo a seguir en el servicio diario a los demás.
Dicen nuestras reglas, en su introducción, que “el espíritu de servicio y hospitalidad a ejemplo de Santa Marta llevará a descubrir a Cristo en el prójimo, preferentemente en los pobres según el Evangelio, destinatarios predilectos de la misión del Señor”.
Este descubrimiento del Señor nos llevará a conocerle e imitarle siguiendo sus huellas como también recogen nuestras reglas.
Entramos una nueva Junta de Gobierno hace pocas fechas y nos encontramos, casi de bruces, con la llegada de la Cuaresma. Este tiempo de conversión y este servicio a los hermanos debe ser nuestro ideario para los tres próximos años con la ayuda del Santísimo Cristo de la Caridad y la intercesión de la Bendita Virgen de las Penas.
Deben ser tres años de profunda renovación en nuestra fe para poder llevar a cabo la misión de dirigir la Hermandad pensando siempre en el bien de los demás.
Y al pensar en los demás desde la Junta de Gobierno nos hemos propuesto hacerlo, en primer término, en los más pequeños. Hacemos una apuesta decidida por los niños y jóvenes. Ellos son nuestro futuro y debemos comprometernos a conseguir que, a través de la formación y las actividades compartidas, se integren plenamente en la vida diaria de la Hermandad.
Recientemente se ha celebrado la convivencia de la juventud del Lunes Santo en la hermandad de la Vera Cruz y podemos sentirnos orgullosos de la respuesta de la nuestra, por la cantidad de jóvenes presentes y por su plena y entusiasta integración en las actividades programadas. Igualmente, masiva ha sido su colaboración en el montaje del besamanos de la Virgen de las Penas. Pero no podemos quedarnos en estos primeros pasos. La Diputación de Juventud, y todos los oficiales de la junta solidariamente, debemos esforzarnos día a día en atraerlos a los cultos, la formación y las convivencias y en hacer atractiva su presencia entre nosotros.
La Caridad, como advocación de nuestro Cristo, es la virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. La caridad como vínculo de la perfección y fundamento de todas las virtudes.
“Las hermandades debemos ser escuelas de vida cristiana, refugios de misericordia y portadoras de esperanza
Y dentro de este contexto, terminado el Año Santo Jubilar por la celebración del 75 aniversario de la fundación de la Hermandad, en el que se acometieron proyectos extraordinarios de caridad, seguiremos en la vida diaria dedicando nuestros mayores esfuerzos, a través de la Diputación de Caridad, a colaborar con los proyectos y entidades que necesitan de nuestra ayuda para poder subsistir. Continuamos con la colaboración con las Madres de los Desamparados y San José de la Montaña en el proyecto de emancipación de jóvenes, convertido en proyecto de Hermandad, que tan buenos frutos está produciendo. Es una labor de seguimiento a lo largo de todo el año y una inversión que se puede materializar gracias al grupo de hermanos implicados en esta misión. La colaboración con el Economato Casco Antiguo, Cáritas Parroquial, el Centro Infantil la Providencia, el Hospital de la Santa Caridad, la Hospitalidad Diocesana Sevilla Lourdes, la Fundación Mornese, el Hogar de Nazaret y tantos otros proyectos hacen que la caridad sea el objetivo primordial de Santa Marta.
Con la celebración de nuestros cultos, el Quinario al Santísimo Cristo de la Caridad en los próximos días, y los ciclos de formación, ya iniciados, damos ejemplo de como una Hermandad colabora en la evangelización a través de sus actos.
En el año 2024 se celebrará en nuestra ciudad el Congreso Internacional de Hermandades y Religiosidad Popular, acontecimiento importante en la vida de nuestras hermandades. Recogían los Obispos del Sur de España en su carta pastoral, al cumplirse el 30º aniversario del viaje apostólico de san Juan Pablo II a Sevilla y Huelva, que la hermandades y cofradías deben estar al servicio de la nueva evangelización, atendiendo al lugar que le corresponde a la piedad popular en este contexto, según palabras del Papa Francisco.
Dentro de la tarea evangelizadora de las hermandades, como entidades eclesiales, nos piden que seamos escuelas de vida cristiana, refugios de misericordia y portadoras de esperanza. Qué mejor ocasión podemos tener para evangelizar que la que nos proporciona nuestra Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, que se convierte, gracias al recogimiento ejemplar y a la oración personal, en una auténtica demostración de catequesis por las calles de nuestra ciudad.
Disfrutemos, pues, de la próxima Semana Santa y mantengamos a lo largo de todo el año este mismo espíritu de entrega para bien de nuestros hermanos.
Que el Señor nos ayude y acompañe siempre.